JÓVENES, CULTURAS URBANAS Y REDES DIGITALES
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Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales<br />
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ciones se vieron forzadas a realizar una migración paulatina a lo digital para seguir vigentes<br />
en las nuevas dinámicas del campo musical.<br />
Más que oposiciones observamos relaciones colaborativas y vínculos de apoyo entre<br />
generaciones de músicos y otros agentes involucrados en la producción musical alternativa.<br />
Los jóvenes digitales enseñan o arrastran a las generaciones anteriores en los<br />
usos de las nuevas tecnologías y en las aplicaciones para producir y distribuir música –a<br />
la manera prefi gurativa que proponía Margaret Mead (1980: 35) en la que “los jóvenes<br />
asumen una nueva autoridad mediante su captación prefi gurativa del futuro aún desconocido”–,<br />
y las generaciones anteriores los van incluyendo en los usos y costumbres del<br />
medio porque comparten el proyecto de fortalecer la escena independiente a partir de<br />
los músicos, vinculándolos con otras posibilidades de desarrollo profesional creativo. La<br />
generación de los compilados aporta a las otras generaciones una visión autogestiva de<br />
los proyectos y su experiencia con las estrategias colaborativas para la realización de<br />
los “compilados”. Mientras la generación de las disqueras sigue interviniendo de manera<br />
creativa en la producción de proyectos propios y de otros músicos, al producir a bandas<br />
de las otras dos generaciones.<br />
En el estudio sobre las redes digitales creadas entre jóvenes aprendices, emprendedores<br />
y empresarios, Enedina Ortega señala la trascendencia de la penetración de las tecnologías<br />
de la información de Internet y, en particular de la Web 2.0, en la velocidad y profundidad<br />
de los cambios en las vidas de los mexicanos y de los jóvenes. Para la investigadora,<br />
el Estado mexicano ha dejado el liderazgo y el control del discurrir de la sociedad de la<br />
información en manos del mercado y de la iniciativa privada. En este contexto pasivo y<br />
reactivo a los retos de la nueva sociedad por parte del estado, aparecen los jóvenes como<br />
marcadores de las “tendencias en la cultura digital, a través del uso, prácticas, conocimiento<br />
tecnológico aprendido y compartido en sus espacios de socialidad fuera y dentro<br />
de la red, convirtiéndose en protagonistas de las innovaciones tecnológicas”. La relación<br />
entre economía y cultura es transformada por las nuevas demandas de la economía digital<br />
y la globalización. Ortega explora algunos aspectos de los cambios. Explica cómo se<br />
combinan y estimulan mutuamente las necesidades de innovación digital y las necesidades<br />
del mercado en esta “economía creativa”: la digitalización infl uye “en la creación,<br />
producción, consumo y distribución de una variedad de servicios, objetos y productos<br />
culturales”, impulsando la conversión de la cultura en un negocio. A su vez, los nuevos<br />
“servicios culturales demandan la reconversión digital de las empresas y de los agentes<br />
involucrados en la producción cultural”. Esta nueva economía demanda perfi les particulares<br />
de ocupaciones con “una cierta cultura de trabajo” –en red, colaborativa, “al instante”,<br />
“justo a tiempo”, “on line”, etc.– y con “competencias sociales y digitales múltiples”.<br />
La investigación identifi có la emergencia de nuevas ocupaciones y profesiones como<br />
“animación y arte digital, emprendimiento y cultura social”, y la reconversión digital de<br />
carreras más tradicionales como comunicación en comunicación y medios digitales. Sin<br />
embargo, estos nuevos nichos del mercado laboral “son ocupados principalmente por<br />
jóvenes provenientes de universidades privadas”. La lentitud, y a veces parálisis, de los