JÓVENES, CULTURAS URBANAS Y REDES DIGITALES
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Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales<br />
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instituciones públicas, incluidos museos, no pueden vivir sin la contribución anual de las<br />
entidades privadas. Instancias corporativas como la Fundación/Colección Jumex y la Fundación<br />
Telmex aportan al desarrollo artístico nacional, cubriendo un amplio rango de iniciativas:<br />
programas de formación y apoyo a la producción, revitalización de algunas zonas de<br />
la ciudad, creación de públicos y políticas sostenidas de adquisición de obra.<br />
La presencia de la poderosa imagen de la generación paradigmática de los noventa –<br />
exitosa, en el sentido de haberse colocado en el mercado internacional por su trabajo<br />
experimental– parece pesar en demasía sobre los jóvenes artistas de la última generación.<br />
Sin embargo, la entrada de las nuevas tecnologías y las nuevas exigencias y posibilidades<br />
que el mercado les abre están ayudando al posicionamiento de una nueva<br />
generación de artistas por sus competencias y habilidades, sus formas de asociación,<br />
sus metodologías de trabajo y planteamiento de proyectos.<br />
Dentro del mundo de las artes visuales, las miradas adultas hacia el ser joven tienen muchas<br />
signifi caciones encontradas. Me gustaría usar algunas de ellas para revelar cómo, en<br />
determinadas circunstancias –como las que atraviesa este campo: alta competividad,<br />
escasez de recursos institucionales e irrupción voraz del mercado especulativo– la categoría<br />
social joven es movilizada por diferentes fuerzas externas a los mismos jóvenes para<br />
establecer jerarquías, exclusiones, identidades y necesidades altamente redituables.<br />
Lo joven, desde las instancias académicas adultas, tiene connotaciones negativas: “un<br />
trabajo visual en vías de construcción, inconcluso, inmaduro”, elaborado aún por “promesas<br />
de artistas futuros”. Por otro lado, la entrada del mercado ha valorizado este tipo<br />
de producciones y ha puesto de moda el arte joven, lo que ha signifi cado que jóvenes<br />
aún sin terminar la carrera estén “vendiendo obra a precios considerables”. Mientras la<br />
obra de generaciones que no entran en la categoría joven queda fuera del mercado. “Lo<br />
joven como capital especulativo, como una buena inversión del mercado –porque se les<br />
compra barato”, antes de que se vuelvan caros–, es una realidad apoyada, paradójicamente,<br />
también por curadores, gestores, galeristas y agentes corporativos e institucionales,<br />
que sienten que la obra joven reditúa simbólica y económicamente. A excepción<br />
de los jóvenes, todos ganan, pues a cambio de este encumbramiento simbólico, el entorno<br />
en el que realizan su trabajo y sus proyectos creativos es el de la precariedad.<br />
Una de las consecuencias de esta sobreimposición y manipulación de signifi cados sobre lo<br />
joven se expresa en la mirada negativa de la generación de los noventa hacia la nueva generación:<br />
sus habilidades y competencias tecnológicas, su capacidad de ser multitareas y<br />
emplearse full time, su apertura a otras disciplinas y empleos, el estar mirando siempre la<br />
pantalla, etc., son interpretadas como superfi cialidad, sin entender que la nueva generación<br />
se enfrenta a condiciones sociales y laborales muy distintas a las de su generación.<br />
Para los autores del capítulo sobre músicos jóvenes, Julian Woodside y Claudia Jiménez,<br />
históricamente, en el campo musical mexicano del siglo XX se identifi caba la industria