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El Espíritu Santo - OpenDrive

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<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> y la Santificación<br />

si el hombre rebaja las normas de Dios a la altura de su<br />

condición propia de pecado, puede pensar erróneamente<br />

que es perfecto. Porque la Biblia da testimonio de que el<br />

hombre no queda de repente emancipado del poder del<br />

pecado, sino que esta liberación llega después de largas<br />

batallas. A veces el proceso es lento, y otras veces es<br />

rápido, pero siempre se extiende por un cierto período<br />

de tiempo. Como hemos visto, Juan dice que 'si decimos<br />

que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos,<br />

y la verdad no está en nosotros' (1 jn. 1.8). Pablo habla<br />

constantemente acerca del pecado que hay todavía en el<br />

cristiano, y de la lucha incesante con Satanás. Y Pedro<br />

no dice, 'Apoderaos en un brinco de la gracia y conocimiento,'<br />

sino, 'Creced en la gracia y el conocimiento de<br />

nuestro Señor y Salvador Jesucristo' (2 P. 3.18). Esto<br />

indica concretamente que la santificación es un proceso<br />

gradual.<br />

En quinto lugar, vemos, sin embargo, que ese proceso<br />

gradual quedará completado en un abrir y cerrar de ojos,<br />

en el momento de la muerte. En el cielo, en la presencia<br />

del Dios <strong>Santo</strong>, no habrá pecado; éste habrá sido completamente<br />

eliminado (Ap. 21.27). Por consiguiente, cuando<br />

el cristiano va al cielo, inmediatamente después de la<br />

muerte, como lo indica la Biblia, el proceso de santificación<br />

se perfecciona de repente, y en un instante el hombre<br />

se vuelve completamente perfecto.<br />

Esta continua operación del Espíritu <strong>Santo</strong> por la cual<br />

estamos unidos a Cristo es, pues, la condición indispensable<br />

para el triunfo sobre el pecado, aunque ese triunfo<br />

no sea fácil. La presencia del Espíritu y de Cristo es<br />

esencial y básica. No existe otra forma. Sin ellos no se<br />

puede conseguir la victoria - ni siquiera parcial. Las resoluciones<br />

firmes, los propósitos, los esfuerzos penosos, sin

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