You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> y la Oración<br />
consecuencia, el Espíritu ayuda al cnstiano a cumplir<br />
también esta regla importante de la oración.<br />
En resumen, poseer el Espíritu de súplica, u orar en el<br />
Espíritu (las dos cosas son sinónimas), significa estar<br />
espiritualmente vivificado de modo que se tenga el deseo<br />
y la capacidad de orar; estar 'iluminado de modo que se<br />
sepa para qué hay que orar, de manera que las peticiones<br />
estén de aéuerdo con la voluntad de Dios; tener la confianza<br />
que espera que Dios conteste; y estar capacitado<br />
para guardar los mandamientos de Dios, requisito indispensable<br />
para que la oración reciba respuesta. Por consiguiente,<br />
ante todo, debemos orar en el Espíritu.<br />
n. Oración por el Espíritu <strong>Santo</strong><br />
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> no sólo nos hace orar, sino que también<br />
<strong>El</strong> ora por nosotros. No sólo hay oración en el Espíritu<br />
<strong>Santo</strong>, sino también oración por el Espíritu <strong>Santo</strong>. Encontramos<br />
esta verdad en Romanos 8.26, 27.<br />
En ese pasaje Pablo nos habla de que es necesaria esa<br />
oración por el Espíritu. Dice que estamos enfermos, es<br />
decir, débiles, 'pues qué hemos de pedir como conviene,<br />
no lo sabemos.' <strong>El</strong> cristiano no conoce sus propias necesidades,<br />
y en consecuencia no sabe para qué ha de<br />
orar.<br />
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> ayuda, como hemos visto, iluminando<br />
la mente, de forma que podamos pedir las cosas correctas.<br />
Pero hace más que eso. En cierto modo ora también en<br />
lugar nuestro. Como dice el texto, 'el Espíritu mismo<br />
intercede por nosotros.'<br />
Esta intercesión no ha de confundirse con la intercesión<br />
de Cristo. La intercesión de Cristo ocurre en el cielo; la<br />
del Espíritu <strong>Santo</strong> en la tierra. La de Cristo está fuera de<br />
nuestro corazón; la del Espíritu, dentro del corazón.