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El Espíritu Santo - OpenDrive

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<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> y la Responsabilidad Humana 241<br />

debe nacer de nuevo o debe: comenzar un proceso que<br />

conduce a la regeneración. Cuando Jesús dice a Nicodemo,<br />

'Os es necesario nacer de nuevo,' no le manda<br />

que 10 haga. Antes bien, afirma simplemente una realidad.<br />

Le es necesario a Nicodemo nacer de nuevo si quiere<br />

entrar en el reino de los cielos. Tiene que nacer de agua<br />

y del Espíritu, es decir, tiene que ser purificado con el<br />

lavado de la regeneración a fin de poder entrar. Jesús no<br />

le dice a Nicodemo que puede regenerarse por sí mismo<br />

o que primero debe hacer ciertas cosas para poder llegar<br />

a la regeneración. Por el contrario, insinúa bien claramente<br />

que la regeneración no está en absoluto bajo su<br />

control. Antes bien, este nacimiento viene de arriba.<br />

Además, dice Jesús, el Espíritu que engendra es como el<br />

viento que sopla donde quiere. Nadie lo controla ni lo<br />

dirige. Así como nadie puede cumplir con ciertos requisitos<br />

que hagan que el viento cambie de dirección, así<br />

tampoco nadie puede, mediante el cumplimiento de ciertas<br />

condiciones, forzar al Espíritu <strong>Santo</strong> a regenerar a<br />

alguien.<br />

Se puede decir también que cualquier mandato dado<br />

al hombre respecto a la regeneración sería como tratar<br />

de exigir al niño todavía no nacido que cumpla con ciertos<br />

requisitos a fin de poder nacer. O sería como pedir a<br />

Lázaro muerto que realice ciertas cosas a fin de que Jesús<br />

pueda resucitarlo.<br />

Así pues, como la regeneración es un acto que sólo<br />

puede realizar y realiza el Espíritu <strong>Santo</strong>, y como la<br />

Biblia nos dice que el hombre no puede ni tiene que<br />

cumplir con ciertas condiciones que obligarían al Espíritu<br />

a regenerar, la conclusión ineludible es que el hombre no<br />

es ni puede ser responsable por la regeneración, la cual<br />

está totalmente en manos de Dios.

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