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<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong><br />
Establece la iglesia de Cristo por medio de la regeneración.<br />
Del mismo modo que el Espíritu <strong>Santo</strong> formó el cuerpo<br />
físico de Jesucristo en la encarnación, así también forma<br />
el cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la iglesia.<br />
No se debería pensar, como algunos pretenden, que el<br />
Espíritu fundó la iglesia en Pentecostés y no estuvo activo<br />
en la iglesia del tiempo del Antiguo Testamento. Esteban<br />
habló de la iglesia ya existente incluso en el desierto<br />
(Hch. 7.38). Pablo dijo que los efesios gentiles eran uno<br />
con Israel porque estaban en Cristo Jesús (Ef. 2.1,1-16).<br />
Y Pablo, al comentar en forma infalible Oseas 1, interpreta<br />
las alusiones de Oseas a los israelitas del Antiguo<br />
Testamento como si se aplicaran a los cristianos romanos<br />
(Ro. 9.24-26). Así pues, la iglesia es una tanto en el<br />
Antiguo como en el Nuevo Testamento, y siempre ha<br />
sido el Espíritu <strong>Santo</strong> quien ha introducido los nuevos<br />
miembros a la iglesia, ya fuera en la dispensación del<br />
Antiguo Testamento ya en la del Nuevo.<br />
Como no hay hipócritas engañadores en el cuerpo místico<br />
de Cristo, es decir, la iglesia invisible de Jesús, y<br />
como no hay salvación fuera de la iglesia invisible de<br />
Cristo, cada uno debería preguntarse si ha sido bautizado<br />
en el sentido espiritual por el Espíritu <strong>Santo</strong> para entrar<br />
a formar parte del cuerpo de Cristo. Sin este bautismo<br />
no hay salvación.<br />
n. <strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> unifica a la Iglesia<br />
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> no sólo establece la iglesia invisible de<br />
Cristo al regenerar a los hombres e incorporarlos con ello<br />
al cuerpo de Cristo, sino que también unifica a la iglesia.<br />
Lo hace morando en los miembros de la iglesia. '¿No<br />
sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios<br />
mora en vosotros?' (1 Ca. 3.16). '¿O ignoráis que vuestro