Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> y la Iluminación<br />
sus ojos. Del mismo modo, Lucas dice que fue el Señor<br />
quien abrió los ojos de los discípulos para que pudieran<br />
entender y leemos que fue el Señor quien abrió el corazón<br />
de Lidia para que pudiera comprender.<br />
En forma más específica, sin embargo, es la tercera<br />
Persona de la Trinidad, y no el Padre ni el Hijo, quien<br />
ilumina la mente del hombre. Así como es él quien da la<br />
comprensión y sabiduría naturales en primer lugar (ver<br />
el capítulo segundo), así también es él quien restaura esta<br />
sabiduría después de que el hombre ha caído.<br />
Esto está profusamente claro, especialmente en cuatro<br />
pasajes de la Escritura. En 1 Corintios 2, Pablo afirma<br />
que no vino a Corinto 'con excelencia de palabras o de<br />
sabiduría' (v. 1), y prosigue, 'ni mi palabra ni mi predicación<br />
fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,<br />
sino, con demostración del Espíritu y de poder, para que<br />
vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres<br />
sino en el poder de Dios' (2.4, 5). En otras palabras,<br />
Pablo, o ni ningun otro hombre, es capaz de comunicar<br />
fe ni el conocimiento necesario para la fe por medio de<br />
la oratoria, la elocuencia, ni la lógica. Antes bien, esta fe<br />
proviene por la demostración y el poder del Espíritu<br />
<strong>Santo</strong>. Este es quien entra en el corazón en una forma<br />
indescriptible y misteriosa, el que convence a la persona<br />
en manera irresistible de la verdad del evangelio, y el que,<br />
por tanto, lo hace creer. De ahí que la fe de los corintios<br />
no se apoya en algo tan superficial como la sabiduría de<br />
los hombres, sino en el poder del Espíritu <strong>Santo</strong>.<br />
Más adelante, en este mismo capítulo, Pablo vuelve a<br />
insistir sobre el mismo punto al contrastar al hombre<br />
natural con el espiritual (2.14, 15)' <strong>El</strong> hombre natural,<br />
como hemos visto, está ciego, y por consiguiente no puede<br />
percibir las cosas del Espíritu de Dios. 'En cambio el