You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
II8<br />
<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong><br />
Nada puede hacer al respecto. Simplemente nace: no<br />
coopera en su propio nacimiento. Al igual que el bebé, el<br />
cristiano no contribuye en nada. Pero .en la santificación<br />
hay un aspecto adicional. <strong>El</strong> hombre es pasivo y activo a<br />
la vez. Claro está que es el Espíritu <strong>Santo</strong> el que actúa<br />
en forma soberana en su vida, en el área subconsciente de<br />
la misma, en su corazón, de manera que el hombre está<br />
absolutamente pasivo en esta operación. <strong>El</strong> hombre no<br />
controla al Espíritu o a Cristo, sino que la vida de éstos<br />
fluye hasta él, prescindiendo de la actividad de este último.<br />
<strong>El</strong> hombre está completamente pasivo en este aspecto<br />
de la santificación.<br />
Pero al mismo tiempo, el hombre está muy activo, no<br />
en la recepción de la vida espiritual, sino en la realización<br />
de esa vida que el Espíritu <strong>Santo</strong> le da. No se le trata<br />
como al reloj, al que damos cuerda y luego dejamos sobre<br />
la mesa para que siga caminando por sí mismo. Porque<br />
el hombre posee voluntad, emociones, e intelecto, elernentos<br />
que el reloj no posee. Cuando el Espíritu <strong>Santo</strong> santifica<br />
al hombre, respeta estas facultades, las utiliza, y<br />
hace que entren en acción. En consecuencia, la santificación<br />
es una obra pasiva y activa a la vez. Es tanto gracia<br />
como deber: gracia por la que el Espíritu se comunica<br />
soberanamente a aquellos que lo reciben en forma pasiva,<br />
y deber en cuanto que, una vez recibido el Espíritu, los<br />
que lo reciben son llamados a la acción.<br />
Es cierto que no actuamos con nuestro propio poder,<br />
sino sólo en tanto en cuanto el Espíritu nos da gratuitamente<br />
poder y capacidad para actuar. No es como si el<br />
Espíritu actuara parcialmente en nosotros, poniéndonos<br />
en movimiento para que hagamos el resto. Antes bien,<br />
Dios actúa ciento por ciento en todo lo que hacemos, y<br />
nosotros actuamos ciento por ciento en todo lo que hace-