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<strong>El</strong> Espíritu <strong>Santo</strong> y la Filiación Divina<br />
somos pecadores y que <strong>El</strong> es un Dios justo. No somos<br />
hijos de Dios en el sentido más elevado, en el espiritual.<br />
Pero cuando nos hacemos cristianos no sólo somos<br />
justificados en un sentido lcgal, de modo que nuestros<br />
pecados quedan eliminados, sino que somos adoptados<br />
como hijos de Dios. Esto no es lo mismo que la filiación<br />
regenerador, por medio de la cual somos hechos como<br />
Dios en su santidad. La adopción difiere de la regeneración<br />
de la misma manera que la justificación difiere de la<br />
santificación. La santificación es algo que ocurre dentro<br />
del hombre, y que lo hace personalmente santo. La justificación<br />
es una transacción que ocurre fuera del hombre<br />
y no cambia su naturaleza Íntima. Es un acto legal por<br />
medio del cual se declara que el cristiano está en una<br />
relación irreprochable con la ley. De manera semejante la<br />
regeneración es una acción que ocurre dentro del hombre<br />
al comienzo de su vida cristiana, y lo hace Íntima y<br />
personalmente hijo de Dios; por el contrario la adopción<br />
es un acto legal que ocurre fuera del hombre, y por medio<br />
del cual se declara que un hijo del Diablo ha sido adoptado<br />
como hijo de Dios. Esta es la diferencia que existe entre<br />
la filiación regenerador y la filiación adoptiva de Dios.<br />
Cuando esta acción adoptiva ocurre, se producen cambios<br />
reales en la relación del cristiano para con Dios. No son<br />
cambios ficticios, aparentes, como pretende la Iglesia<br />
Católica, la cual enfatiza solamente la filiación regeneradora<br />
dentro del hombre. Se efectúan cambios reales.<br />
Ante todo se da un cambio de nombre, de hijo del<br />
Diablo a hijo de Dios. También se cambia la herencia.<br />
Como hijo del Diablo, el hombre por ley divina debe<br />
recibir la herencia a la que tiene derecho, que es la condenación<br />
eterna. Como hijo de Dios, sin embargo, hereda<br />
la vida eterna con toda su gloria y felicidad. Porque