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Untitled - Grumo

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grumo / número 01 / marzo 2003<br />

Tamara Kamenszain, poeta y testigo<br />

Paula Siganevich *<br />

"En el recorte obsesivo de su propio ghetto –provincia de la lengua- los poetas-<br />

silenciosos también gestaron una escritura circuncisa. La tipografía microscópi-<br />

ca de Juanele Ortiz, las metáforas siesteras de Macedonio, las afirmaciones tar-<br />

tamudas de Girondo, la imaginaría criolla de Madariaga, escribieron un Talmud<br />

local. Monumental obra en clave que queda impresa al pie de otra transparente,<br />

universal- y vive para sostenerla. Obra que es tierra firme, tradición, casa oculta<br />

de la lengua, hace las veces de una gran madre callada que en su cocina tamiza<br />

la grumosa materia gramatical, con el fin de preservarla".<br />

Tamara Kamenszain, Historias de amor<br />

Sobre el libro El ghetto de Tamara Kamenszain próximo a publicarse en Brasil y Argentina puede<br />

decirse que la lengua poética alcanza su dimensión ética haciendo pasar las voces testimonio de la<br />

escritura hispanoamericana, mientras se construye una sonoridad propia y contemporánea.<br />

Presentamos aquí una reflexión sobre esta obra y una selección poética.<br />

La historia nos recuerda cómo fue la expulsión de los judíos de España en<br />

el siglo XIII, mientras una memoriosa escena de claro s c u ros intensos se re p i t e :<br />

un grupo de hombres viejos se traslada llevando entre sus manos una carga que<br />

sostienen con cuidado. Cuchichean entre ellos, hacen silencio, cada tanto se<br />

inclinan y leen un libro. El libro es la Torá. Los hombres son los rabinos del<br />

templo que ejercitan diariamente la ceremonia de comentar la letra de Di o s .<br />

Estos interpretes y traductores como lo señala la tradición aparecen y desa-<br />

p a recen, sus voces algunas veces más audibles y otras casi sordas en la memo-<br />

ria. Lo más importante en el re c u e rdo son esas voces que producen una letanía<br />

m o n o c o rde de rezos ininterrumpidos. Según esa historia, desde Toledo de<br />

donde son expulsados, estos hombres parten para el resto del mundo lleva n d o<br />

sus rollos sagrados; y no para allí su exilio que había comenzado muchos siglos<br />

antes a la salida de Egipto, parten también de Eu ropa Oriental, de Rusia. Y lle-<br />

gan a América donde vuelven a abrir sus libros para responder a las mismas pre-<br />

guntas, oficiar las ceremonias y encubrir los secretos que explican la perma-<br />

nencia de lo judío en el tiempo.<br />

Aun en el presente esa reminiscencia, tanto visual como sonora, acompaña al<br />

deudo cuando muere un familiar para que el desgarro íntimo se haga más<br />

s o p o rtable. Estas son las voces que Tamara Kamenszain 1 retoma para la poesía<br />

en su último libro, El ghetto. Siendo la historia de un pueblo, es también la de<br />

la memoria de una poeta - entre luces y sombras, entre pulsiones de vida y de<br />

m u e rte -, y el proceso de su transformación en testigo.<br />

El libro está dedicado: In memoriam Tobías Kamenszain. Y dice: En tu apellido<br />

instalo mi ghetto.Tiene tres partes o "capítulos" todos con epígrafes de Paul Celan.<br />

El primero, Di que Je rusalem existe, relata cómo los rabinos salen de Toledo y<br />

abandonan la sinagoga llevándose los libros sagrados mientras cuidan sus tradi-<br />

ciones y enfrentan la imposición de la conversión y el peligro de la disolución por<br />

asimilación. Un sujeto que entra como yo y sale como nosotros o como la vo z<br />

omnisciente, cuenta otra historia, paralela, la de los Kamenszain que llegaron de<br />

Rusia y se instalaron en el barrio. Una mujer, que también se ocupa de los libro s ,<br />

cumple el destino del exilio y el viaje – La Habana, Nu e va Yo rk, México, pero<br />

de cara a la historia argentina, cargada ahora doblemente con el peso de los<br />

l i b ros judíos y los más cercanos, de la propia tradición literaria.<br />

El segundo "capítulo" cuyo epígrafe dice Mi duelo, lo estoy viendo / pasa a tu<br />

c a m p o, se pregunta en el conmovido proceso de elaboración de la pérd i d a :<br />

" ¿ Qué es un padre ? ", "¿Con qué escribir ahora ? ". Con el murmullo del kaddish,<br />

la ceremonia de rezo por los difuntos como coro, se pasa por el escritorio va c í o<br />

del padre muerto, "un portafolio vacío/ sobre la mesa vela los re s t o s " y se visita al<br />

cementerio – " Mi duelo, lo estoy viendo / es el Gran Buenos Aires desde un<br />

cementerio judío". Los versos re c o n s t ru yen en metonimia memoriosa las capas<br />

P o e s í a<br />

6 2]

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