Untitled - Grumo
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grumo / número 01 / marzo 2003<br />
Tamara Kamenszain, poeta y testigo<br />
entes. No es por la huella que se puede detectar a alguien sino porque en el<br />
enunciado puede establecerse la posición de sujeto. Cuando critica la noción<br />
de autor –"todos los discursos se desarrollarán en el anonimato del murmullo"<br />
– apoya esta disolución, al tiempo que se pregunta: ¿"qué significa ser sujeto de<br />
una desubjetivación?, ¿cómo puede el sujeto dar cuenta de su propia disolu-<br />
ción?" 1 8 . En La vida de los hombres infames encuentra que dar testimonio, más<br />
allá de cualquier biografía, es lo que establece la relación entre el adentro y el<br />
afuera. Foucault llama arc h i vo a esa posición positiva que corresponde al plano<br />
de la enunciación. En t re la langue y el corpus estaría el arc h i vo, "masa de lo no<br />
semántico inscripta en cada discurso significante como función de su enun-<br />
ciación, el margen oscuro que circunda y delimita cada toma concreta de pal-<br />
abra". En t re la memoria y el olvido estaría el arc h i vo – lo no dicho o lo deci-<br />
ble-, el fragmento de memoria que queda olvidado en cada momento en el acto<br />
de decir yo. Más allá de Foucault (que instala su campo de investigación en el<br />
a rc h i vo, que designa el sistema de relaciones entre lo no dicho y lo dicho),<br />
Agamben propone al t e s t i m o n i ocomo el sistema de relaciones entre el dentro<br />
y el fuera de la langue, entre lo decible y lo no decible. Atento a "la estru c t u r a<br />
dual del testimonio como acto de autor, como diferencia y complementariedad<br />
de una imposibilidad y una posibilidad de decir, de un no-hombre y un hom-<br />
b re, de un viviente y de un hablante, el sujeto del testimonio está constitutiva-<br />
mente escindido, no tiene otra consistencia que la que le dan esa desconexión<br />
y esa separación y, sin embargo, no es reducible a ellas". "Esto significa ser suje-<br />
to de una desubjetivación, por eso mismo el testigo, el sujeto ético, es aquel<br />
sujeto que testimonia de una desubjetivación. Por eso el testimonio es más que<br />
un decir, que un acto de habla, es el lugar entre el dentro y el fuera del lengua-<br />
je, donde el sujeto al desubjetivarse se vuelve sujeto ético. Cuando Agamben<br />
retome la discusión entre las categorías éticas y las jurídicas lo hace para poder<br />
encontrar una explicación sobre lo que significaron los campos de concen-<br />
tración. Esta explicación no salda una época sino que abre el camino a pensar,<br />
como lo hacen hoy muchos teóricos, este gran campo en que se ha conve rt i d o<br />
el mundo con sus fronteras cerradas, sus mostradores de migraciones endure-<br />
cidos para el paso de los extranjeros y la gran figura del re f u g i a d o. Cuando el<br />
s o b reviviente del campo, que recupera su vida como un resto es capaz de poder<br />
usar la lengua contra toda posibilidad, se vuelve a fundar como sujeto. Si se<br />
pone en la lengua la posibilidad de fundar el sujeto y testimoniar, eso es lo<br />
mismo que hace el poeta. Equiparar entonces al poeta con el testigo es poner<br />
la palabra poética en posición de resto, lo que sobre v i ve en acto de posibilidad:<br />
"Los poetas – los testigos - fundan la lengua como lo que resta, lo que sobre-<br />
v i ve, en acto a la posibilidad -o la imposibilidad- de hablar" 1 9 ; "nos persiguen<br />
y por eso / dejamos constancia / de sobre v i d a ".<br />
La datación (señalar las fechas) y la topologización (marcar los lugares) son los<br />
d i s p o s i t i vos enunciativos que entre el percepto y el concepto agujerean el texto<br />
y hacen que el mundo suceda en la escritura. El poema se vuelve indicio de<br />
vida, documento. Indicio es el signo que tiene una marca del re f e rente. Po e s í a<br />
indicial – casi con la cualidad de la imagen fotográfica –, " o b ra en clave ", decía<br />
Kamenszain en Historias de amor, no se compadece con alternativas como<br />
t r a n s p a rencias u opacidades – sino con la potencia re m e m o r a t i va de la lengua.<br />
Que la memoria es el ritmo de los versos ya lo había intuido en De este lado<br />
del Me d i t e r r á n e o, su primer libro, cuando decía: " En esa tristeza de no ser más la<br />
que sentándose en las rodillas de un abuelo escuchaba la historia de la moabita<br />
Ruth está la alegría de encontrar en cada objeto un indicio de esa historia, el asom-<br />
b ro de saber que la poesía no hace más que continuarlo porque es a la vez la madre<br />
y la hija de la moabita Ru t h ". Diciendo: los antepasados, "a dónde van / me voy<br />
con ellos desciendo de mis hijos" pone en juego el estatuto de ve rdad en el docu-<br />
mento de vida. Todo se vuelve como una c a l c o m a n í ao una p o s t a l, dice en el<br />
poema Ex i l i o citando a los Veinte poemas para ser leídos en el tra n v í a d e<br />
Gi ro n d o. En t re la alegría y la tristeza, entre la pregunta y la respuesta, entre<br />
tantos lugares, en el lugar del entre l u g a r, la figura que triunfa es el ox í m o ro n<br />
kamenszaniano, fuertemente indeciso. Por eso en el juego de los contrarios,<br />
juegos para el lector y con el lector, el homenaje es al final, por qué no, una<br />
fiesta: "Somos los de la kombi ‘Corc ova d o’ / portuñoles tirando de las faldas de un<br />
guía / que a los pies macizos del redentor / pone los bra zos en cruz como diciendo<br />
P o e s í a<br />
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