Grandes aventuras en el mar
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
amplio lazo. El tiburón fue demasiado l<strong>en</strong>to. Dos t<strong>en</strong>táculos cerraron su cu<strong>el</strong>lo y otros<br />
lo <strong>en</strong>lazaron, aplicando grandes v<strong>en</strong>tosas sobre <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> largo cuerpo grisáceo.<br />
El agua com<strong>en</strong>zó a hervir por todas partes. El tiburón, con los ojos fuera de las<br />
órbitas, daba saltos fr<strong>en</strong>éticos, tratando de liberarse d<strong>el</strong> abrazo d<strong>el</strong> “demonio de los<br />
<strong>mar</strong>es”, int<strong>en</strong>tando golpearle contra los sali<strong>en</strong>tes de las murallas de arrecifes y las<br />
aristas cortantes de las rocas. El escualo saltaba, giraba y golpeaba <strong>el</strong> agua con la<br />
urg<strong>en</strong>cia de su desesperación.<br />
Era inconcebible que seres vivos pudieran soportar la furia de semejante batalla.<br />
El tiburón se lanzaba de un lado a otro a una v<strong>el</strong>ocidad de tromba, sin que aqu<strong>el</strong>los<br />
t<strong>en</strong>táculos le soltaran, precipitando al pulpo contra las rocas, o arrastrándolo por <strong>el</strong><br />
agua a <strong>en</strong>orme v<strong>el</strong>ocidad. Después detuvo un instante su carrera. Saltó de nuevo y<br />
giró rápidam<strong>en</strong>te. Pero se debilitaba. Desc<strong>en</strong>día l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te. Su asesino le aferraba la<br />
garganta. Dio unos últimos coletazos, tembló <strong>en</strong> toda la longitud de su cuerpo liso, y<br />
después quedó inmóvil. El pulpo deslizó sus t<strong>en</strong>táculos hasta las agallas d<strong>el</strong><br />
inanimado asesino y obturó las salidas hasta que <strong>el</strong> tiburón estuvo completam<strong>en</strong>te<br />
ahogado. Había terminado.<br />
El combate duró unos veinticinco minutos. Durante todo este tiempo vigilé <strong>el</strong><br />
funcionami<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> aparato tomavistas, cambiando las bobinas de ci<strong>en</strong> pies una tras<br />
otra. Así obtuve una toma completa de una de las más extrañas batallas que jamás<br />
pudo pres<strong>en</strong>ciar <strong>el</strong> hombre. Estuve pres<strong>en</strong>te desde <strong>el</strong> primer mom<strong>en</strong>to, y <strong>el</strong> aparato<br />
captó todos los detalles.<br />
Gracias al t<strong>el</strong>éfono mis ca<strong>mar</strong>adas d<strong>el</strong> barco estuvieron al corri<strong>en</strong>te de lo que<br />
observaba. Cuando se alejó <strong>el</strong> pulpo, llevando al tiburón <strong>en</strong>tre sus t<strong>en</strong>táculos,<br />
esperaron mi señal y me remontaron rápidam<strong>en</strong>te. Cuando salí d<strong>el</strong> robot me rodearon<br />
todos pidiéndome detalles. Entonces describí d<strong>el</strong> principio al fin <strong>el</strong> extraordinario<br />
du<strong>el</strong>o.<br />
El capitán Loesche se detuvo un instante junto a mí: quería saber si había<br />
colocado las cargas de dinamita. Le dije que todo estaba a punto. Entonces dio sus<br />
órd<strong>en</strong>es:<br />
—¡Vamos! —gritó.<br />
El <strong>el</strong>ectricista accionó la palanca. Esperamos. Como de costumbre, no hubo nada<br />
de mom<strong>en</strong>to. Después se levantó una gran masa de agua <strong>en</strong> forma de seta sobre la<br />
parte de popa. La goleta se balanceó, dio algunos bandazos, tembló y al fin se<br />
inmovilizó pacíficam<strong>en</strong>te. Entonces com<strong>en</strong>zaron a subir d<strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> <strong>mar</strong> toda clase<br />
de objetos: maderas podridas, piezas de carpintería, c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ares de peces muertos que<br />
atrajeron <strong>en</strong> seguida a los tiburones. Después pasó flotando una gran masa oscura.<br />
Me incliné sobre la borda para verla mejor. Era todo lo que quedaba d<strong>el</strong> agresivo<br />
pulpo.<br />
Estuvimos varias horas observando desde <strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te cómo se hartaba de peces la<br />
hambri<strong>en</strong>ta horda de tiburones. Por culpa de <strong>el</strong>los y d<strong>el</strong> agua removida no podría<br />
volver a desc<strong>en</strong>der ese día.<br />
www.lectulandia.com - Página 134