14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NÁUFRAGO VOLUNTARIO<br />

Dosci<strong>en</strong>tos mil náufragos perec<strong>en</strong> cada año, de los cuales cincu<strong>en</strong>ta mil han<br />

conseguido, sin embargo, embarcarse <strong>en</strong> canoas de salvam<strong>en</strong>to. ¿Podían haberse<br />

salvado esas cincu<strong>en</strong>ta mil vidas? La s<strong>en</strong>sacional hazaña de un jov<strong>en</strong> médico francés<br />

así lo prueba. En <strong>el</strong> año 1952 Alain Bombard pasó ci<strong>en</strong>to trece días <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Mediterráneo y <strong>el</strong> Atlántico sobre su canoa neumática de cuatro metros y ses<strong>en</strong>ta y<br />

cinco c<strong>en</strong>tímetros por un metro nov<strong>en</strong>ta, <strong>el</strong> Hérétique, <strong>en</strong> las peores condiciones que<br />

pued<strong>en</strong> hallar los náufragos. Vivió exclusivam<strong>en</strong>te de los productos d<strong>el</strong> <strong>mar</strong> y<br />

demostró que un náufrago desprovisto de recursos puede sobrevivir <strong>en</strong> la soledad de<br />

los océanos. Si<strong>en</strong>do médico, Bombard observó día a día <strong>en</strong> su propio organismo las<br />

oportunidades de vida y superviv<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>mar</strong>, a pesar de los p<strong>el</strong>igros<br />

repres<strong>en</strong>tados por algunos peces, las torm<strong>en</strong>tas y <strong>el</strong> desali<strong>en</strong>to. Transcribimos a<br />

continuación un fragm<strong>en</strong>to de su propio r<strong>el</strong>ato de la extraordinaria av<strong>en</strong>tura.<br />

En la noche d<strong>el</strong> 12 al 13 de noviembre un tiburón —por lo m<strong>en</strong>os creo que es un<br />

tiburón— vi<strong>en</strong>e a hacerme una visita. ¿Cómo saber si se trata de un tiburón o de un<br />

pez; espada? Cuando me <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de día con un tiburón me quedo tan tranquilo;<br />

incluso le doy <strong>el</strong> clásico golpecito de remo <strong>en</strong> <strong>el</strong> morro y <strong>el</strong> animal huye. Pero durante<br />

la noche, con <strong>el</strong> temor de que uno de esos <strong>en</strong>diablados peces me atraviese con su<br />

espada sin darme ocasión de interv<strong>en</strong>ir, he de quedarme a la expectativa hasta que<br />

haya id<strong>en</strong>tificado al intruso, esperando despierto hasta que se aleja. Y ya se ha<br />

terminado mi tranquilidad por esa noche. Los tiburones y otros animales se diviert<strong>en</strong><br />

impunem<strong>en</strong>te jugando al balón con mi barca sin que yo me atreva a interv<strong>en</strong>ir.<br />

Sigue llovi<strong>en</strong>do a torr<strong>en</strong>tes. El diluvio me obliga a t<strong>en</strong>er montada la ti<strong>en</strong>da y <strong>el</strong><br />

agua se acumula allí, infiltrándose por todos los intersticios. Al cabo de algún tiempo<br />

fuerza los postes y am<strong>en</strong>aza con hundir la lona. Entonces t<strong>en</strong>go que achicar. Pocos<br />

podrán darse cu<strong>en</strong>ta de la a<strong>mar</strong>gura que significa para un náufrago <strong>el</strong> t<strong>en</strong>er que<br />

desembarazarse de su reserva de agua dulce. En estos mom<strong>en</strong>tos, incluso sin<br />

tiburones ni peces espada, <strong>el</strong> sueño es prácticam<strong>en</strong>te imposible. El agua cae sin parar.<br />

Cada cuarto de hora me veo obligado a achicar. Es incompr<strong>en</strong>sible <strong>el</strong> daño que puede<br />

hacer <strong>el</strong> agua sobre la ti<strong>en</strong>da, infiltrándose por los m<strong>en</strong>ores agujeros.<br />

Poco a poco ha ido naci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> mí la confusa cre<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la hostilidad de algunos<br />

objetos inanimados. Por ejemplo, cuando quiero calcular mi posición, me si<strong>en</strong>to con<br />

<strong>el</strong> lápiz al lado después de medir <strong>el</strong> ángulo, y comi<strong>en</strong>zo a hacer mis cálculos. Cuando<br />

me vu<strong>el</strong>vo a cogerlo diez segundos después, <strong>el</strong> lápiz ha desaparecido. Me am<strong>en</strong>aza la<br />

manía de la persecución, a mí, que antes tomaba a risa estas pequeñas contrariedades.<br />

www.lectulandia.com - Página 172

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!