14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

mayor diámetro no sobrepasara los treinta y cinco c<strong>en</strong>tímetros.<br />

La esfera había de ser sumergida por medio de un único cable de acero de<br />

veintidós milímetros de diámetro, sin torsión. Poseía una resist<strong>en</strong>cia a la ruptura de<br />

veintinueve ton<strong>el</strong>adas, o sea, <strong>el</strong> peso de doce esferas, como la nuestra. Estaba<br />

formado por una alma de acero y unos ci<strong>en</strong> hilos, y éstos, alternados, estaban<br />

colocados <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario, de modo que corrigieran la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a girar que<br />

t<strong>en</strong>dría la esfera una vez <strong>en</strong> <strong>el</strong> agua. Cuando estaba sumergido, <strong>el</strong> cable de mil<br />

dosci<strong>en</strong>tos metros de largo pesaba casi dos ton<strong>el</strong>adas. El cable <strong>el</strong>éctrico que llevaba<br />

los hilos d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono y la luz p<strong>en</strong>etraba <strong>en</strong> la esfera a través de un sistema muy<br />

hermético.<br />

La cuestión es<strong>en</strong>cial d<strong>el</strong> aprovisionami<strong>en</strong>to de aire fue resu<strong>el</strong>ta mediante su<br />

<strong>el</strong>aboración <strong>en</strong> la esfera, a medida de las necesidades. Dos bot<strong>el</strong>las de oxíg<strong>en</strong>o,<br />

provistas de válvulas automáticas, habían de ser instaladas <strong>en</strong> las paredes, y <strong>en</strong>cima<br />

se dispondrían platos <strong>en</strong> los que se ext<strong>en</strong>derían productos químicos <strong>en</strong> polvo,<br />

destinados a absorber la humedad y <strong>el</strong> gas carbónico.<br />

Cuando la gran cá<strong>mar</strong>a de metal com<strong>en</strong>zó a to<strong>mar</strong> forma, creímos necesario darle<br />

un nombre. Hasta <strong>en</strong>tonces, y muy incorrectam<strong>en</strong>te además, la nombrábamos<br />

indistintam<strong>en</strong>te “cilindro” y “campana”. Un día que escribía <strong>el</strong> nombre de un pez de<br />

las profundidades —Bathytroctes—, <strong>el</strong> prefijo griego me pareció muy apropiado, e<br />

ideé la palabra “batisfera”, que adoptamos.<br />

En la primavera de 1930 la esfera estaba casi completam<strong>en</strong>te terminada. En <strong>el</strong><br />

mes de abril me llevé mi equipo al laboratorio de campaña de la isla Nonsuch,<br />

concedida por <strong>el</strong> gobierno de las Bermudas para los estudios oceanográficos. Durante<br />

dos años habíamos estudiado la vida de las profundidades a lo largo de las Bermudas,<br />

si<strong>en</strong>do ese trabajo la razón es<strong>en</strong>cial de mi sección de Estudios Tropicales, bajo los<br />

auspicios de la Sociedad Zoológica de Nueva York.<br />

LA INMERSIÓN.<br />

Pres<strong>en</strong>tar de modo conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te lo que vi <strong>en</strong> <strong>el</strong> curso de aqu<strong>el</strong>la inmersión, es una<br />

de las empresas más difíciles que jamás he int<strong>en</strong>tado. Es como si se preguntara a un<br />

extranjero que sólo ha pasado unas horas <strong>en</strong> Nueva York: “¿Qué pi<strong>en</strong>sa usted de<br />

Norteamérica?” Sólo nosotros cinco, los que desc<strong>en</strong>dimos <strong>en</strong> la batisfera, sabemos<br />

cuan difícil es hallar palabras para describir ese mundo extraño. A las nueve y<br />

cuar<strong>en</strong>ta y un minutos cortamos la superficie, y, a pesar de estar yo habituado, <strong>el</strong><br />

brusco paso de un mundo a<strong>mar</strong>illo oro a un mundo verde me sorpr<strong>en</strong>dió. Una vez<br />

desaparecidas las burbujas y la espuma, nos hallamos rodeados por <strong>el</strong> verde. Nuestras<br />

fisonomías, bot<strong>el</strong>las, los platos e incluso las negras paredes estaban teñidos. Sin<br />

embargo, para los que miraban desde <strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te, parecíamos desc<strong>en</strong>der <strong>en</strong> un azul<br />

<strong>mar</strong>ino profundo y puro. Esa transformación de color no era apreciable para los que<br />

www.lectulandia.com - Página 139

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!