14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

agua, casi verticalm<strong>en</strong>te, y sólo sus aletas dorsales batían ligeram<strong>en</strong>te, conservando<br />

<strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las la misma distancia, y siempre <strong>en</strong> esa actitud vertical se hundieron<br />

l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oscuridad. Eran notables, sobre todo, por sus extraordinarios colores.<br />

Las mandíbulas y la cabeza eran de un rojo brillante que, detrás de las agallas, se<br />

transformaba bruscam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un azul pálido que a su vez se convertía<br />

ins<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> a<strong>mar</strong>illo claro, que recubría la parte posterior y la cola. Esos<br />

colores no son visibles más que ante <strong>el</strong> rayo de un reflector o la luz de otro pez, y<br />

probablem<strong>en</strong>te no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> utilidad.<br />

Habían transcurrido ya dos horas desde que dejamos <strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te, y yo sabía que mis<br />

nervios y los de mis colaboradores com<strong>en</strong>zaban a llegar al límite, a causa de la<br />

t<strong>en</strong>sión y <strong>el</strong> esfuerzo continuos. Mis ojos estaban fatigados de mirar esos fulgores que<br />

había de observar con tanto cuidado, y mi cerebro, tan pronto animado como<br />

deprimido por t<strong>en</strong>tativas afortunadas o desgraciadas de id<strong>en</strong>tificación, acababa por<br />

estar saturado de innumerables visiones de peces y otros organismos. Di, pues, ord<strong>en</strong><br />

de que nos subieran.<br />

Tan pronto como volvimos a la superficie revisé mis notas t<strong>el</strong>efónicas y más<br />

especialm<strong>en</strong>te aqu<strong>el</strong>las <strong>en</strong> que describía varios nuevos peces que había podido ver<br />

distintam<strong>en</strong>te. Añadí todos los detalles que me volvieron a la memoria. Después,<br />

ayudado de una artista, la señora Bost<strong>el</strong>mann, int<strong>en</strong>té pintar. Dibujé yo mismo<br />

algunos croquis, y después trabajé cuidadosam<strong>en</strong>te sobre lo que <strong>el</strong>la pintaba. Poco a<br />

poco <strong>el</strong> pez que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te se materializaba. Sus proporciones, talla, colores y<br />

luces se sobreponían a los <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tos de mi memoria, y finalm<strong>en</strong>te resultó un<br />

magnífico cuadro repres<strong>en</strong>tando la visión que tuve d<strong>el</strong>ante de mi tragaluz, <strong>el</strong> II de<br />

julio a las once horas y cincu<strong>en</strong>ta y dos minutos, a una profundidad de seteci<strong>en</strong>tos<br />

cincu<strong>en</strong>ta metros bajo <strong>el</strong> océano Atlántico.<br />

WILLIAM BEEBE.<br />

www.lectulandia.com - Página 143

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!