14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

esultado cierto de activar <strong>el</strong> contagio. Los <strong>mar</strong>ineros sacudían la cabeza con<br />

descorazonami<strong>en</strong>to y nadie se decidía.<br />

Ante la evid<strong>en</strong>cia de lo inútil de todos sus esfuerzos para arrancar a sus hombres<br />

de su estúpida postración, <strong>el</strong> capitán Johnson preguntó a su t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te si estaba<br />

dispuesto a ayudarle <strong>en</strong> la fúnebre aunque su<strong>mar</strong>ia ceremonia de arrojar aqu<strong>el</strong><br />

p<strong>el</strong>igroso cadáver por <strong>en</strong>cima de la borda. El t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te consintió, no sin dudas, y los<br />

das oficiales se dirigieron al castillo de proa a fin de proceder a las exequias d<strong>el</strong><br />

finado.<br />

Envolvieron <strong>el</strong> cadáver <strong>en</strong> un li<strong>en</strong>zo, sin to<strong>mar</strong>se la molestia de coserlo, ni<br />

siquiera de atar a los pies d<strong>el</strong> muerto una bala de cañón o un peso lo bastante grande<br />

como para impedir que flotara, tanto miedo t<strong>en</strong>ían. Y tan pobrem<strong>en</strong>te amortajado lo<br />

lanzaron al <strong>mar</strong> por estribor con la mayor precipitación, no sin acompañarle de una<br />

plegaria corta pero fervi<strong>en</strong>te.<br />

El cuerpo d<strong>el</strong> infortunado jov<strong>en</strong> desapareció <strong>en</strong>tre las olas. El capitán lo siguió<br />

con los ojos. A la pálida luz fosforesc<strong>en</strong>te de las aguas lo vio hundirse, después<br />

reaparecer y hundirse de nuevo. Entonces, con andar pesado y <strong>el</strong> corazón más pesado<br />

aún, se dirigió a popa.<br />

Era tiempo de r<strong>el</strong>evar la guardia. Pero no podía lla<strong>mar</strong> a nadie de la tripulación.<br />

Nadie quería desc<strong>en</strong>der, y apartándose d<strong>el</strong> sitio donde <strong>el</strong> desgraciado compañero<br />

había sucumbido, se apretujaban <strong>en</strong> desord<strong>en</strong> <strong>en</strong> la canoa grande, no sabi<strong>en</strong>do qué<br />

hacer para evitar <strong>el</strong> contagio —ni dónde estaba éste <strong>en</strong> realidad—, mirándose los<br />

unos a los otros con ojos temerosos y suspicaces. Sin embargo, hacia las once, la<br />

brisa ligera que se había levantado y que desde hacía algún tiempo parecía tratar de<br />

ori<strong>en</strong>tarse, se convirtió <strong>en</strong> un fuerte vi<strong>en</strong>to que soplaba d<strong>el</strong> oesnoroeste.<br />

El vi<strong>en</strong>to se hizo más fuerte <strong>en</strong> poco tiempo, y tanto que, antes de medianoche,<br />

todo <strong>el</strong> mundo estaba ocupado <strong>en</strong> la maniobra. Las v<strong>el</strong>as de juanete fueron<br />

rápidam<strong>en</strong>te cargadas, y a partir de <strong>en</strong>tonces todos parecier<strong>en</strong> recobrar su sangre fría.<br />

Por lo demás ningún síntoma alarmante se había manifestado, volvía la esperanza, y<br />

todo <strong>el</strong> mundo estaba <strong>en</strong> su puesto como si no hubiese pasado nada de extraordinario<br />

y <strong>el</strong> terror fuera sólo una palabra.<br />

V<strong>en</strong>ía fresco, pero era una brisa regular, y <strong>el</strong> navío se comportaba a <strong>mar</strong>avilla. La<br />

campana estaba susp<strong>en</strong>dida <strong>en</strong>cima de la bitácora, y <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to precise <strong>el</strong> viejo<br />

Bill Shipp<strong>en</strong>, que estaba <strong>en</strong> la barra, se levantó para hacer sonar las doce y media.<br />

Acababa de regresar a su puesto, con los ojos fijos <strong>en</strong> la brújula, cuando sintió<br />

que una mano se posaba <strong>en</strong> su espalda. Volviéndose vivam<strong>en</strong>te vio ante él, a la luz<br />

agitada de las lámparas de la bitácora… ¿Qué? ¡El rostro lívido de Walter Addison!<br />

El viejo <strong>mar</strong>inero quedó un mom<strong>en</strong>to como petrificado ante esta espantosa<br />

aparición; después, lanzando un grito de terror, dejó la ruta y huyó sin más.<br />

El navío, abandonado a sí mismo, no tardó <strong>en</strong> to<strong>mar</strong> una falsa posición, puesto<br />

que ofrecía al vi<strong>en</strong>to la superficie redondeada de las grandes v<strong>el</strong>as, y com<strong>en</strong>zó a dar<br />

la banda de un modo alarmante. Pero <strong>en</strong>tonces <strong>el</strong> espectro de Walter Addison, que<br />

www.lectulandia.com - Página 75

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!