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Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

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dejando, como <strong>el</strong> viejo, un estrecho <strong>en</strong> <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> embudo, y con gran sorpresa por<br />

nuestra parte añadió <strong>el</strong> río Sajalin, cuyo nombre pronunciaban los indíg<strong>en</strong>as casi<br />

como nosotros. Colocó la desembocadura d<strong>el</strong> río un poco al sur de la punta norte de<br />

su isla, y señaló por trazos, <strong>en</strong> número de siete, la cantidad de días de piragua<br />

necesarios para dirigirse, desde <strong>el</strong> lugar donde estábamos, a la embocadura d<strong>el</strong><br />

Sajalin. Pero las piraguas de los indíg<strong>en</strong>as no se alejan jamás de tierra un tiro de<br />

pistola, y sigui<strong>en</strong>do <strong>el</strong> contorno de sus pequeñas radas, juzgamos que <strong>en</strong> línea recta<br />

no harían más que nueve leguas por día, porque la costa permite desembarcar <strong>en</strong><br />

todas partes; que bajarían a tierra para cocer sus alim<strong>en</strong>tos y comer, y que era<br />

probable que descansaran a m<strong>en</strong>udo. Por tanto valoramos <strong>en</strong> ses<strong>en</strong>ta y tres leguas,<br />

todo lo más, nuestra distancia hasta <strong>el</strong> extremo de la isla.<br />

El mismo indíg<strong>en</strong>a nos repitió lo que ya nos había dicho: que se procuraban t<strong>el</strong>as<br />

y otros objetos de comercio por su contacto con los pueblos que habitaban las orillas<br />

d<strong>el</strong> río Sajalin, y <strong>mar</strong>có igualm<strong>en</strong>te por trazos <strong>el</strong> número de días que las piraguas<br />

tardaban <strong>en</strong> remontar este río hasta <strong>el</strong> lugar <strong>en</strong> que se verificaba <strong>el</strong> comercio.<br />

Todos los demás indíg<strong>en</strong>as eran testigos de nuestra conversación y aprobaban con<br />

gestos <strong>el</strong> discurso de su compatriota. Quisimos <strong>en</strong> seguida saber si <strong>el</strong> estrecho <strong>en</strong><br />

cuestión era muy largo, y tratamos de hacerle compr<strong>en</strong>der nuestra idea. La<br />

compr<strong>en</strong>dió, y colocando sus dos manos perp<strong>en</strong>dicular y paral<strong>el</strong>am<strong>en</strong>te, a dos o tres<br />

pulgadas una de otra, nos dio a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que repres<strong>en</strong>taba así la longitud d<strong>el</strong> río<br />

donde íbamos a buscar agua, y alejándolas un poco <strong>mar</strong>có una segunda longitud: la<br />

d<strong>el</strong> estrecho que separa su país de Tartaria. Ahora se trataba de conocer la<br />

profundidad d<strong>el</strong> agua. Le llevamos al borde d<strong>el</strong> río, d<strong>el</strong> que sólo nos habíamos<br />

alejado diez pasos, y allí metimos <strong>el</strong> extremo de una lanza. Pareció compr<strong>en</strong>dernos.<br />

Colocó una mano <strong>en</strong>cima de la otra hasta una altura de cinco o seis pulgadas.<br />

Creímos que nos indicaba así la profundidad d<strong>el</strong> río Sajalin, y después indicó toda la<br />

ext<strong>en</strong>sión de su brazo como para figurar la profundidad d<strong>el</strong> estrecho. Sólo nos<br />

quedaba por saber si había repres<strong>en</strong>tado profundidades, absolutas o r<strong>el</strong>ativas pues <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> primer caso aqu<strong>el</strong> estrecho solo sería un brazo de <strong>mar</strong> y ese pueblo, cuyas<br />

embarcaciones jamás se habían acercado a nuestros navíos, podían creer que tres o<br />

cuatro pies de agua nos bastaban, así como tres o cuatro pulgadas eran sufici<strong>en</strong>tes<br />

para sus piraguas. Pero nos fue imposible aclarar más. De Langle y yo creímos que,<br />

<strong>en</strong> todo caso, era de la mayor importancia reconocer si la isla que visitábamos era la<br />

que los geógrafos llaman isla Sajalin, sin sospechar la ext<strong>en</strong>sión de la parte sur. Di la<br />

ord<strong>en</strong> de disponerlo todo sobre las dos fragatas para aparejar por la mañana.<br />

Empleamos <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> día <strong>en</strong> visitar <strong>el</strong> país y la g<strong>en</strong>te que lo habita. Con<br />

seguridad que los conocimi<strong>en</strong>tos de la clase instruida de los europeos sobrepasan con<br />

mucho, <strong>en</strong> todos los puntos, a los de los veintiún insulares con que hablamos <strong>en</strong> la<br />

bahía de Langle, pero <strong>en</strong>tre los pueblos de estas islas los conocimi<strong>en</strong>tos son<br />

g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te más ext<strong>en</strong>sos que <strong>en</strong>tre la clase media de los pueblos de Europa. Todos<br />

los individuos parec<strong>en</strong> haber recibido la misma educación.<br />

www.lectulandia.com - Página 56

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