14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

d<strong>el</strong> globo donde hablan las l<strong>en</strong>guas malayas. La empresa, casi inconcebible, está<br />

cumplida. La vu<strong>el</strong>ta al mundo.<br />

Magallanes sabrá poco después que no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra todavía <strong>en</strong> las Molucas, sino<br />

<strong>en</strong> Massava, una isla muy pequeña d<strong>el</strong> archipiélago filipino. Poco importa: las<br />

Molucas no pued<strong>en</strong> estar más que a algunos días de navegación. Magallanes ti<strong>en</strong>e<br />

ante él al hombre que, <strong>el</strong> primero, ha <strong>en</strong>contrado hombres de su l<strong>en</strong>gua después de<br />

haber dado la vu<strong>el</strong>ta al mundo. Es un hombre que no posee nada, un esclavo, pero<br />

bautizado <strong>en</strong> nombre d<strong>el</strong> Padre, d<strong>el</strong> Hijo y d<strong>el</strong> Espíritu Santo.<br />

¿No hemos de ver <strong>en</strong> esto un admirable y discreto símbolo? También Magallanes<br />

está, quizás, emocionado. En este mom<strong>en</strong>to ni siquiera pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> las especias. Él, <strong>el</strong><br />

primero, acaba de demostrar por experi<strong>en</strong>cia que la tierra es redonda y que se la<br />

puede circundar. Y gracias a su t<strong>en</strong>acidad, a su int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>cia y a su increíble valor ha<br />

podido ser realizada tamaña empresa, única <strong>en</strong> la historia de la humanidad.<br />

Esta esc<strong>en</strong>a se desarrolla <strong>el</strong> 28 de <strong>mar</strong>zo de 1521.<br />

Desde Massava la flota llegó a Cebú, donde descubrieron un verdadero puerto<br />

ll<strong>en</strong>o de grandes juncos, incluso se hallaba allí un v<strong>el</strong>ero árabe llegado de Siam. Los<br />

espacios inexplorados d<strong>el</strong> globo estaban ya franqueados, se hallaban de nuevo <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

mundo conocido.<br />

El rajá de Cebú no había visto nunca, sin embargo, a un solo europeo. El capitán<br />

d<strong>el</strong> v<strong>el</strong>ero moro los había visto <strong>en</strong> las Indias. Tan pronto aparecieron las v<strong>el</strong>as<br />

portadoras de la cruz de Santiago, advirtió al rajá:<br />

—¡Son los diablos blancos! Los hermanos de aqu<strong>el</strong>los que vinieron d<strong>el</strong> oeste y<br />

que desvalijaron y conquistaron Calcuta y Malaca.<br />

El árabe confundía a los españoles con los portugueses, detalle insignificante.<br />

Aconsejó al rajá que no se metiera <strong>en</strong> conflictos con los recién llegados y que se<br />

mostrara prud<strong>en</strong>te: los diablos blancos disponían de poderosas armas.<br />

Impresionado, Humabon —tal era <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> soberano— siguió sus consejos.<br />

Recibió a Magallanes con honor, y se declaró dispuesto a concluir un pacte por <strong>el</strong> que<br />

reconocía la soberanía d<strong>el</strong> poderoso emperador de España. Los indíg<strong>en</strong>as de Cebú no<br />

t<strong>en</strong>ían especias que ofrecer a los navegantes a cambio de la pacotilla y otras<br />

mercancías, pero t<strong>en</strong>ían oro. Este metal les parecía m<strong>en</strong>os precioso que <strong>el</strong> hierro, tan<br />

raro <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los, y tan útil para fabricar armas. A cambio de catorce libras de hierro<br />

daban quince libras de oro. Los <strong>mar</strong>ineros de Magallanes, de no ser det<strong>en</strong>idos por su<br />

jefe, hubieran cambiado todo <strong>el</strong> que se <strong>en</strong>contraba a bordo.<br />

Magallanes se cuidó de moderar <strong>el</strong> volum<strong>en</strong> de los cambios, a fin de que los<br />

indíg<strong>en</strong>as no se percataran de cuánto valía <strong>el</strong> oro a los ojos de los europeos. También<br />

se cuidó de que los indíg<strong>en</strong>as no fueran <strong>en</strong>gañados con respecto al peso, ni<br />

extorsionados por la fuerza. Así mismo, imitando <strong>en</strong> esto a los ing<strong>en</strong>uos indíg<strong>en</strong>as de<br />

Río de Janeiro, los habitantes de Cebú, cuando vieron que los españoles se<br />

arrodillaban d<strong>el</strong>ante de la cruz, p<strong>en</strong>saron que <strong>el</strong> Dios de los hombres blancos era un<br />

Dios justo y bu<strong>en</strong>o, y desearon abrazar su r<strong>el</strong>igión.<br />

www.lectulandia.com - Página 19

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!