14.11.2018 Views

Grandes aventuras en el mar

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando <strong>el</strong> capitán Cook fue informado de estos detalles mostró mucha p<strong>en</strong>a, y<br />

mi<strong>en</strong>tras volvíamos a bordo me dijo:<br />

“Temo mucho que los indíg<strong>en</strong>as me fuerc<strong>en</strong> a to<strong>mar</strong> medidas viol<strong>en</strong>tas, pues —<br />

añadió— no hay que dejarles creer que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> v<strong>en</strong>taja sobre nosotros”.<br />

Pero como era demasiado tarde para empr<strong>en</strong>der nada aqu<strong>el</strong>la misma noche, se<br />

cont<strong>en</strong>tó con dar las órd<strong>en</strong>es para que arrojaran <strong>en</strong> seguida d<strong>el</strong> navío a los hombres y<br />

mujeres que allí se <strong>en</strong>contraban. Volví a tierra mi<strong>en</strong>tras las ord<strong>en</strong>es eran ejecutadas, y<br />

como los sucesos d<strong>el</strong> día habían disminuido mucho nuestra confianza <strong>en</strong> los<br />

naturales, puse una doble guardia al morai, y rogué a mi destacam<strong>en</strong>to que me<br />

avisara si veían g<strong>en</strong>te oculta <strong>en</strong> los alrededores de la playa. Hacia las once<br />

descubrieron a cinco indíg<strong>en</strong>as que se deslizaban sin ruido alrededor d<strong>el</strong> morai.<br />

Parecían aproxi<strong>mar</strong>se con extrema circunspección y se retiraron cuando se vieron<br />

sorpr<strong>en</strong>didos. A medianoche, como uno de <strong>el</strong>los se atrevió a v<strong>en</strong>ir demasiado cerca de<br />

nuestro observatorio, <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tin<strong>el</strong>a le soltó un tiro. La explosión aterrorizó a sus<br />

ca<strong>mar</strong>adas, que huyeron, y pasamos <strong>el</strong> resto de la noche sin ser molestados.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, a la salida d<strong>el</strong> sol, fui a la Resotution para examinar <strong>el</strong><br />

cronómetro. Me lla<strong>mar</strong>on <strong>en</strong>tretanto de la Discovery y supe que, durante la noche, los<br />

isleños habían robado la chalupa d<strong>el</strong> navío, cortando sus a<strong>mar</strong>ras.<br />

En <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to que yo llegaba a bordo, los soldados de <strong>mar</strong>ina se armaban y <strong>el</strong><br />

capitán Cook cargaba su fusil de repetición. Mi<strong>en</strong>tras le contaba lo que nos había<br />

pasado durante la noche, me interrumpió con aire animado. Me dijo que habían<br />

robado la chalupa de la Discovery, y me refirió sus preparativos para recobrarla. Era<br />

la costumbre, cuando perdíamos cosas importantes <strong>en</strong> alguna isla de aqu<strong>el</strong> <strong>mar</strong>, traer<br />

a bordo al rey o varios de sus principales jefes guerreros, y ret<strong>en</strong>erlos como reh<strong>en</strong>es<br />

hasta que nos devolvían lo que nos habían sustraído.<br />

P<strong>en</strong>saba emplear ese medio, que siempre le había dado éxito. Acababa de dar<br />

órd<strong>en</strong>es de det<strong>en</strong>er todas las piraguas que trataran de salir de la bahía, y t<strong>en</strong>ía <strong>el</strong><br />

proyecto de destruirlas si los medios más pacíficos no bastaban a recobrar la chalupa.<br />

Colocó, <strong>en</strong> efecto, a través de la bahía las pequeñas embarcaciones de la Resolution y<br />

de la Discovery, bi<strong>en</strong> equipadas y bi<strong>en</strong> armadas, y antes que yo to<strong>mar</strong>a <strong>el</strong> camino de<br />

la costa ya habían tirado algunos cañonazos sobre dos grandes piraguas que trataban<br />

de huir.<br />

Dejamos <strong>el</strong> navío <strong>el</strong> capitán Cook y yo <strong>en</strong>tre las siete y las ocho. El capitán<br />

montaba la canoa grande, y llevaba con él al señor Philips y nueve soldados de<br />

<strong>mar</strong>ina, y yo me embarqué <strong>en</strong> la pequeña canoa. Las últimas órd<strong>en</strong>es que recibí de él<br />

fueron de tranquilizar <strong>el</strong> espíritu de los naturales y de asegurarles que no les haríamos<br />

mal, de no dividir mi escasa tropa y de mant<strong>en</strong>erme <strong>en</strong> guardia. Nos separamos <strong>en</strong><br />

seguida.<br />

El capitán Cook se dirigió a la orilla d<strong>el</strong> Kowrowa, resid<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> rey, y yo, a la<br />

parte d<strong>el</strong> observatorio. Mi primer cuidado al llegar a tierra fue exhortar a los soldados<br />

de <strong>mar</strong>ina, de la manera más rigurosa, a no salir de la ti<strong>en</strong>da, a cargar sus fusiles con<br />

www.lectulandia.com - Página 49

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!