Grandes aventuras en el mar
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
Grandes gestas marineras, y no tan marineras, de todos los tiempos.
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<strong>en</strong> torno de los navíos se dirigieron hacia la playa, donde yo estaba a la cabeza de mi<br />
destacam<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> lugar de ir a bordo como p<strong>en</strong>sábamos.<br />
Al verlos acercarse, ord<strong>en</strong>é a mi pequeña tropa que recibiera al rey. Cuando <strong>el</strong><br />
capitán Cook se dio cu<strong>en</strong>ta de que <strong>el</strong> príncipe v<strong>en</strong>ía a tierra, le siguió, y llegó <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />
mismo instante. Los condujimos a la ti<strong>en</strong>da, y ap<strong>en</strong>as estuvieron s<strong>en</strong>tados cuando <strong>el</strong><br />
príncipe se levantó, arrojó de un modo gracioso sobre las espaldas de nuestro<br />
comandante la capa que llevaba, y puso, además, un casco de plumas y un curioso<br />
abanico <strong>en</strong> las manos d<strong>el</strong> capitán Cook, a cuyos pies ext<strong>en</strong>dieron cinco o seis capas<br />
muy hermosas y de gran valor. La g<strong>en</strong>te de su cortejo trajo <strong>en</strong>tonces grandes cerdos,<br />
cocos y frutos d<strong>el</strong> árbol d<strong>el</strong> pan.<br />
El rey terminó esta ceremonia cambiando de nombre con <strong>el</strong> capitán Cook, cosa<br />
que es reputada, <strong>en</strong>tre todos los insulares d<strong>el</strong> océano Pacífico, como <strong>el</strong> testimonio de<br />
amistad más fuerte que se puede dar.<br />
Terminado <strong>el</strong> ceremonial de la <strong>en</strong>trevista, <strong>el</strong> capitán Cook condujo a bordo de la<br />
Resolution a Terreob y a tantos jefes como la embarcación pudo cont<strong>en</strong>er. Fueron<br />
recibidos allí con todos los regalos posibles, y nuestro comandante, a cambio de una<br />
capa de plumas Que le habían dado, revistió al rey de una camisa y lo armó con su<br />
propia espada. Koah y los otros seis viejos jefes volvieron a la costa y se alojaron <strong>en</strong><br />
la mansión de los sacerdotes.<br />
El rey, antes de salir de la Resolution, permitió a los habitantes de la isla que<br />
vinieran a los navíos y practicaran cambios de objetos.<br />
Cuando los navíos estuvieron anclados, vimos con sorpresa que los indíg<strong>en</strong>as ya<br />
no eran los mismos con respecto a nosotros. Ya no oíamos gritos de alegría, no había<br />
ni ruido ni muchedumbre alguna <strong>en</strong> torno nuestro. La bahía se <strong>en</strong>contraba desierta y<br />
tranquila. Solam<strong>en</strong>te veíamos aquí y allá una embarcación que se escapaba a lo largo<br />
de la costa.<br />
Formamos diversas conjeturas sobre este cambio, hasta que nuestras inquietudes<br />
quedaron al fin disipadas por <strong>el</strong> regreso de una canoa que habíamos <strong>en</strong>viado a tierra.<br />
Supimos que Terreob estaba aus<strong>en</strong>te y que había lanzado <strong>el</strong> tabú [5] sobre la bahía.<br />
Esta explicación pareció satisfacer a la mayoría de nosotros, pero algunos p<strong>en</strong>saron,<br />
con razón, que la conducta de los insulares debía inspirarnos rec<strong>el</strong>o, pues<br />
prohibiéndoles <strong>el</strong> comercio con nosotros, a pretexto de la aus<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> rey, los jefes<br />
habían querido ganar tiempo y d<strong>el</strong>iberar <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los sobre <strong>el</strong> modo <strong>en</strong> que conv<strong>en</strong>dría<br />
tratarnos. La confianza de Terreob, que <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to de su llegada, verdadera o<br />
falsa —es decir, a la mañana sigui<strong>en</strong>te—, se dirigió <strong>en</strong> seguida cerca d<strong>el</strong> capitán<br />
Cook, y restableció los cambios y los servicios recíprocos <strong>en</strong>tre los naturales y<br />
nosotros, que pronto volvieron a empezar, indicó claram<strong>en</strong>te que no juzgaban ni<br />
sospechaban un cambio de conducta por nuestra parte. Fueron o no falsas nuestras<br />
conjeturas, todo siguió bastante bi<strong>en</strong> hasta <strong>el</strong> día 13 después de c<strong>en</strong>ar.<br />
El oficial que mandaba <strong>el</strong> destacam<strong>en</strong>to <strong>en</strong>cargado de ll<strong>en</strong>ar las barricas de la<br />
Discovery vino a decirme, por la tarde, que muchos jefes se habían reunido cerca de<br />
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