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Goethe 01-13.indd - Círculo de Bellas Artes

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20 JOHANN WOLFGANG VON GOETHE PAISAJES<br />

23 N. Miller, «Der Dichter ein Landschaftsmaler», en S. Schulze (ed.), <strong>Goethe</strong> und<br />

die Kunst, Ostfi l<strong>de</strong>rn, Hatje, 1994, pp. 379-407, p. 379.<br />

24 <strong>Goethe</strong>s Werke HA, XII, p. 487 (863 y 864).<br />

25 <strong>Goethe</strong>s Werke HA, XIV, p. 253.<br />

a la intención <strong>de</strong> distinguir principios conformes a verdad para la experiencia sensible <strong>de</strong> la creación.<br />

Para <strong>Goethe</strong> «el dibujo se convierte en medicina» 23 , dice Norbert Miller. Los enunciados<br />

<strong>de</strong> la imagen visual habían ganado el corazón <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong> frente a los <strong>de</strong> la palabra como clave <strong>de</strong> la<br />

cultura, y, en este sentido, difería radicalmente <strong>de</strong> la impronta cultural <strong>de</strong>l Romanticismo, cuyos<br />

principios poetológicos habrían <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivar ante todo <strong>de</strong> la teoría literaria, la hermenéutica y, en<br />

<strong>de</strong>fi nitiva, <strong>de</strong> los valores abstractos <strong>de</strong>l lenguaje: «Clásico es lo sano, romántico lo enfermo»,<br />

dictó más tar<strong>de</strong> en su conocida máxima. «Ovidio continuó siendo clásico también en el exilio: no<br />

busca su infortunio en sí mismo, sino en la distancia que le separa <strong>de</strong> la capital <strong>de</strong>l mundo.» 24 La<br />

confi anza en la visualidad como disposición <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que se constituye el conocimiento, y como<br />

órgano rector <strong>de</strong> la conformidad con lo real y <strong>de</strong> la consonancia entre cultura y mundo, vinculó<br />

tan intencionada como in<strong>de</strong>fectiblemente la obra <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong> con la tradición clásica. A renglón<br />

seguido <strong>de</strong>l pasaje citado <strong>de</strong> «Confesión <strong>de</strong>l autor», <strong>de</strong>clara que el horizonte al que le impulsaban<br />

sus afanes con el arte estaba en la Antigüedad y en Italia:<br />

Conforme prosperaba en alguna medida mi comprensión contemplando las<br />

obras <strong>de</strong> arte que pu<strong>de</strong> ver en el norte <strong>de</strong> Alemania, conversando con entendidos<br />

y viajeros y leyendo aquellos escritos que prometían prestar una visión más<br />

espiritual a una Antigüedad presuntuosamente enterrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía tiempo,<br />

tanto más sentía el escaso asiento <strong>de</strong> mis conocimientos y me daba cuenta cada vez<br />

más <strong>de</strong> que sólo <strong>de</strong> un viaje a Italia podía esperarse algo satisfactorio 25 .<br />

3 diletantismo y verdad<br />

Sin duda las tentativas más tempranas <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong> con el dibujo resultan <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> la<br />

educación propia <strong>de</strong>l diletante. Pero también la historia <strong>de</strong>l dibujo <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong> está marcada por un<br />

esfuerzo <strong>de</strong> superación que guarda una correspon<strong>de</strong>ncia exacta con su crítica <strong>de</strong>l diletantismo y con<br />

el encuentro <strong>de</strong> un medio al que une estrechamente su i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> cultura. Por emulación <strong>de</strong> lo que<br />

algunos preceptores habían hecho hábito en la formación <strong>de</strong> los príncipes, en la época <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong><br />

la enseñanza <strong>de</strong>l dibujo se adoptó como parte <strong>de</strong>l currículo que se esperaba <strong>de</strong> todo miembro culto<br />

<strong>de</strong> los estamentos sociales superiores. La pedagogía <strong>de</strong>l dibujo se introdujo por entonces en la educación,<br />

no con el fi n <strong>de</strong> formar en un ofi cio artístico, sino como estímulo para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las<br />

bellas afi ciones y complemento en una formación que incluía lenguas, caligrafía, esgrima y otras<br />

habilida<strong>de</strong>s, entre las que era requisito que estuviera la <strong>de</strong> saber disfrutar y enjuiciar obras <strong>de</strong> arte<br />

como amateur cualifi cado. Y <strong>Goethe</strong>, en correspon<strong>de</strong>ncia con su rango social y por mor <strong>de</strong> su padre,<br />

se había instruido en el dibujo. Siendo niño recibió clases <strong>de</strong> Johann Michael Eben en Frankfurt,<br />

tuvo como preceptor artístico durante sus años <strong>de</strong> estudio en Leipzig a Adam Friedrich Oeser (1717-<br />

1799), a la sazón director <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> <strong>de</strong> la ciudad, y aún <strong>de</strong>spués continuó buscando<br />

el trato, el asesoramiento y la cooperación <strong>de</strong> los artistas hasta las últimas décadas <strong>de</strong> su vida.<br />

Georg Melchior Kraus (1733/37-806), Heinrich Wilhelm Tischbein (1751-1828), Jakob Philipp<br />

Hackert (1737-1807), Heinrich Kniep (1748-1825), Johann Heinrich Meyer (1759-1832), Angelika

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