Goethe 01-13.indd - Círculo de Bellas Artes
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30 JOHANN WOLFGANG VON GOETHE PAISAJES<br />
[cat. 66]<br />
[cat. 70]<br />
[cat. 12 / 13 / 26]<br />
[cat. 50 / 51]<br />
[cat. 8]<br />
60 Véase Ch. Lichtenstern, «Beobachtungen zum Dialog <strong>Goethe</strong> – Caspar David<br />
Friedrich», Baltische Studien, 60 (1974), pp. 75-100.<br />
61 Véase G. Femmel, «Ich bin jetzt ganz Zeichner». Zeichnungen und Radierungen <strong>Goethe</strong>s<br />
von <strong>de</strong>n Anfängen bis zur Italienreise (1758-1786) [cat. exp. Wittumgspalais], Weimar,<br />
Nationale Forschungs und Ge<strong>de</strong>nkstätte, 1958.<br />
El paisajismo <strong>de</strong> <strong>Goethe</strong> se mueve y se crece entre los polos <strong>de</strong> la tipicidad y el afecto por la vida<br />
particular <strong>de</strong> la naturaleza que están representados por los dos ejemplos históricos <strong>de</strong> la pintura<br />
<strong>de</strong> paisaje que admiró muy especialmente: la i<strong>de</strong>alización <strong>de</strong>l paisaje meridional encarnada en<br />
la obra <strong>de</strong> Claudio y otros pintores <strong>de</strong> la naturaleza arcádica, y el paisaje naturalista holandés <strong>de</strong>l<br />
siglo xvii <strong>de</strong> un Jacob van Ruysdael o un Alart van Everdingen. Son también los dos cabos en la<br />
línea <strong>de</strong>l tiempo que alcanzan, por un lado, a la Antigüedad y, por otro, al presente.<br />
Algo <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>sdoblamiento histórico <strong>de</strong>l paisaje po<strong>de</strong>mos reconocer en el boceto que <strong>Goethe</strong><br />
realizó para <strong>de</strong>corar con dibujos el poema que <strong>de</strong>dicó a la princesa palatina Fe<strong>de</strong>rica Cristiana<br />
Augusta <strong>de</strong> Hessen-Kassel en 1808. Los paisajes que fl anquean el poema muestran fragmentos<br />
<strong>de</strong> naturalezas en que se celebran, ya los motivos comunes <strong>de</strong> la sencillez campesina, ya el or<strong>de</strong>n<br />
heroico <strong>de</strong> un paisaje cargado <strong>de</strong> memoria <strong>de</strong> la Antigüedad. Con ese políptico <strong>de</strong> vistas, concebido<br />
como ilustración <strong>de</strong> su poesía, el escritor mostraba con toda elocuencia su dominio intelectual<br />
<strong>de</strong>l género <strong>de</strong>l paisaje, que, por así <strong>de</strong>cirlo, contemplaba en su madurez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una nueva<br />
altura. Los paisajes naturalista e i<strong>de</strong>al constan como referentes en la trayectoria <strong>de</strong>l <strong>Goethe</strong><br />
artista con una inci<strong>de</strong>ncia diferenciada según las épocas y sólo en momentos tardíos, como en la<br />
colección <strong>de</strong> dibujos que contiene el Pequeño libro <strong>de</strong> viajes, esparcimiento y consuelo, <strong>de</strong> 1806-07,<br />
reconocemos la mirada enciclopédica que su autor llegó a adquirir sobre el paisajismo. La mirada<br />
retrospectiva que se remonta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esos trabajos hasta sus dibujos más tempranos nos revela<br />
el formidable enriquecimiento que conoció su visión <strong>de</strong>l paisaje a lo largo <strong>de</strong> décadas y la libertad<br />
<strong>de</strong> la que abasteció su tratamiento en el dibujo. En sus vistas nocturnas –pensemos <strong>de</strong> nuevo en<br />
El Brocken a la luz <strong>de</strong> la luna o en Luna naciente sobre el río–, así como en otros dibujos <strong>de</strong> la década<br />
<strong>de</strong> 1770, anticipaba el paisajismo romántico <strong>de</strong> un Caspar David Friedrich 60 . En obras como<br />
Danubio, <strong>de</strong> 1786, realizaba composiciones insólitas para las que en vano buscaremos prece<strong>de</strong>ntes.<br />
La fuerza expresiva <strong>de</strong> sus felices dibujos <strong>de</strong> Italia y la admirable concentración <strong>de</strong> los paisajes<br />
que realizó durante la Campaña <strong>de</strong> Francia <strong>de</strong> 1792 nos colocan ante un maestro <strong>de</strong> la observación<br />
exento <strong>de</strong> prejuicios lingüísticos. Y si existe una constante en esos testimonios múltiples<br />
<strong>de</strong>l <strong>Goethe</strong> paisajista, ésta parte ya <strong>de</strong> los inicios y se halla siempre coloreada <strong>de</strong>l compromiso con<br />
una nueva naturalidad.<br />
En el joven <strong>Goethe</strong> dominó durante mucho tiempo el gusto por el paisaje naturalista holandés 61 .<br />
Sabemos que cuando en 1768 visitó las espléndidas colecciones <strong>de</strong> Johanneum en Dres<strong>de</strong> no prestó<br />
ninguna atención a las antigueda<strong>de</strong>s ni a la pintura italiana; únicamente <strong>de</strong>dicó su interés a los<br />
maestros holan<strong>de</strong>ses. El naturalismo <strong>de</strong> los Países Bajos había tenido una fuerte <strong>de</strong>terminación<br />
sobre la pintura <strong>de</strong> estela galante que se cultivaba en Frankfurt en la época <strong>de</strong> la primera educación<br />
<strong>de</strong> <strong>Goethe</strong>. Los años confi rmaron esta predilección. Si contemplamos dibujos como Llanura con<br />
molino <strong>de</strong> viento colegiremos enseguida que se trata <strong>de</strong> una preferencia fuertemente acusada e interiorizada<br />
hacia 1780. En la carta que remitió el 12 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1780 al pintor Friedrich Müller hablaba<br />
<strong>de</strong> sus inquietu<strong>de</strong>s en relación con los objetos que habían <strong>de</strong> ocuparle como dibujante, y hacía