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Goethe 01-13.indd - Círculo de Bellas Artes

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énfasis en el atractivo <strong>de</strong> los motivos <strong>de</strong>l mundo campesino, <strong>de</strong> clara ascen<strong>de</strong>ncia neerlan<strong>de</strong>sa,<br />

por los que había <strong>de</strong>sarrollado un afecto en su propio entorno, como refl eja, entre otros, el muy<br />

elaborado dibujo Granja campesina <strong>de</strong> Turingia, realizado en torno a 1777. En un pasaje <strong>de</strong> dicha<br />

carta enumera algunos <strong>de</strong> esos temas que le ocupan:<br />

Pienso en las cabañas <strong>de</strong>rruidas, los corrales, los tejados <strong>de</strong> paja, las viguerías y las<br />

pocilgas. Con frecuencia en horas felices pasamos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> tales objetos, siempre<br />

se encuentran dispuestos a ser imitados y, puesto que huimos <strong>de</strong> buena gana <strong>de</strong><br />

la mundanidad y <strong>de</strong> las casas ostentosas para reponernos en lo sencillo y limitado,<br />

nos llegamos a formar tantas y tantas i<strong>de</strong>as con tales motivos, que estos se hacen<br />

incluso más encantadores que lo noble. Creo que es lo que les pasó a los holan<strong>de</strong>ses<br />

con su arte 62 .<br />

En 1780 y 1782 se ejercitó <strong>Goethe</strong> en la copia <strong>de</strong> diversas estampas y algunos dibujos en los que<br />

admiraba el tratamiento dado a los motivos <strong>de</strong>l paisaje rústico. Copió a Anthonie Waterloo, a Lambert<br />

Doomer, también a Christian Wilhelm Ernst Dietrich y con especial insistencia a Alart van<br />

Everdingen. Ya por entonces adquiría estampas <strong>de</strong> artistas neerlan<strong>de</strong>ses, que llegaron a tener una<br />

presencia formidable en su colección. Sólo <strong>de</strong> Everdingen llegó a poseer 102 grabados. Las esmeradas<br />

copias que hizo <strong>de</strong> Everdingen <strong>de</strong>notan un extraordinario empeño <strong>de</strong> disciplina y precisión<br />

que sólo po<strong>de</strong>mos explicar por el afán <strong>de</strong> familiarizarse con los actos motores <strong>de</strong>l dibujo propios<br />

<strong>de</strong>l maestro. La ejecución <strong>de</strong> la copia auxilia al control <strong>de</strong> la mano al tiempo que agudiza la observación<br />

y or<strong>de</strong>na y estimula la refl exión <strong>de</strong>l dibujante sobre el dibujo 63 . Pero el perfeccionamiento <strong>de</strong><br />

su cualifi cación manual no era sino un refuerzo necesario <strong>de</strong> un aprendizaje <strong>de</strong> la visión que tomaba<br />

el paisaje <strong>de</strong>l naturalismo por asesor y la naturaleza misma por horizonte; el dominio manual <strong>de</strong>bía<br />

acompañar la capacidad <strong>de</strong> perfeccionamiento <strong>de</strong> la mirada para dignifi car plenamente su competencia.<br />

El aprendizaje <strong>de</strong> la visión pasa a<strong>de</strong>más por la prueba <strong>de</strong> nuevos encuentros y retos, incluso<br />

muy lejanos a los motivos humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l paisaje rústico; cabría enumerar encuentros muy diversos,<br />

pero sin ninguna duda hay que <strong>de</strong>stacar el signifi cado que para <strong>Goethe</strong> adquirió el paisaje clásico<br />

como arquetipo.<br />

«En Claudio Lorena la naturaleza se <strong>de</strong>clara para siempre» 64 , dice una <strong>de</strong> sus anotaciones <strong>de</strong> historia<br />

<strong>de</strong>l paisajismo <strong>de</strong> 1818. Por otro lado, en su ensayo sobre Ruysdael <strong>de</strong> 1816 <strong>de</strong>fi nía a este pintor<br />

«como artista pensante» 65 . Entre ambas instancias, la <strong>de</strong> la manifestación preclara <strong>de</strong> la naturaleza<br />

sensible y la <strong>de</strong> la vista <strong>de</strong>l lugar contemplada refl exivamente, se contiene el espacio <strong>de</strong> actuación<br />

<strong>de</strong>l paisajismo goetheano. La lectura <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> sus dibujos, como tal colección, está sometida<br />

a ese tipo <strong>de</strong> polarida<strong>de</strong>s. En cierto modo, si reunimos una selección <strong>de</strong> sus paisajes que cubra<br />

toda su trayectoria, actuamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva fi nal <strong>de</strong> su autor, esto es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posición <strong>de</strong><br />

quien ya se ha formado una visión histórica <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong>l paisaje y pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r su propio recorrido<br />

como una historia <strong>de</strong>l paisaje.<br />

GOETHE: EL PAISAJE COMO IMAGEN JAVIER ARNALDO 31<br />

[cat. 7]<br />

62 <strong>Goethe</strong>s Briefe HA, I, p. 305.<br />

63 Cf. J. Grave, «‘Sehen lernen’. Über <strong>Goethe</strong>s Arbeit am Bild», Deutsche Vierteljahrsschrift<br />

für Literaturwissenschaft und Geistesgeschichte, 80/3 (2006), pp. 357-377.<br />

64 <strong>Goethe</strong>s Werke HA XII, p. 218.<br />

65 Ib., p. 138.

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