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Volume 1 - Número 8 - EDUEP - Uepb

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SocioPoética - <strong>Volume</strong> 1 | <strong>Número</strong> 8<br />

julho a dezembro de 2011<br />

por transformar el lugar y su ambiente un gran memorial de la ausente/presente,<br />

Celina. Y al compás del viejo tango “Tanto, tanto como fuiste mío, y hoy te busco y<br />

no te encuentro”, entre el humo y las parejas danzando, primero Hardoy y luego<br />

Mauro, creen vislumbrar, como una aparición, la presencia de Celina: “El humo<br />

era tan espeso que las caras se borroneaban más allá del centro de la pista, de modo<br />

que la zona de las sillas para las que planchaban no se veía entre los cuerpos interpuestos<br />

y la neblina, Tanto fuiste mío, curiosa crepitación que le daba el parlante a<br />

la a la voz de Anita, otra vez los bailarines se inmovilizaban (siempre moviéndose)<br />

y Celina que estaba sobre la derecha, saliendo del humo y girando obediente a la<br />

presión de su compañero, quedó un momento de perfil a mí, después de espaldas,<br />

el otro perfil y alzó la cara para oír la música. Yo digo: Celina; pero entonces fue<br />

más bien saber sin comprender, Celina ahí sin estar, claro, cómo comprender eso<br />

en el momento. La mesa tembló de golpe, yo sabía que era el brazo de Mauro que<br />

temblaba o el mío, pero no teníamos miedo, eso estaba más cerca del espanto y la<br />

alegría y el estómago 5 .” Ni uno ni otro pueden entender lo que están viendo. Sólo<br />

perciben lo que creen estar viendo por las repercusiones emocionales y corporales,<br />

pues no se trata sólo de la evocación en el recuerdo de Celina sino verla ahí bajo<br />

en otro modo de presencia, más plena, más feliz. De alguna manera, la vida de privación<br />

y de lejanía de las planchas de baile para Celina, se veía ahora compensada<br />

ampliamente pues todo el escenario, la música, el baile convergían hacia ella. El<br />

narrador intuye que esto es para Celina su cielo, su paraíso, un cielo aquí en la tierra<br />

y al que sólo se accede penosamente después de la muerte: “Nada la ataba ahora<br />

en su cielo sólo de ella, se daba con toda la piel a la dicha y entraba otra vez en el<br />

orden donde Mauro no podía seguirla. Era su duro cielo conquistado, su tango<br />

vuelto a tocar para ella sola y sus iguales, hasta el aplauso de vidrios rotos que cerró<br />

el refrán de Anita, Celina de espaldas, Celina de Perfil, otras parejas contra ella y el<br />

humo 6 ”. Esta visión compartida por los personajes, revela la ausencia inexorable de<br />

Celina, el deseo contumaz que no se resigna a su muerte y que, en el duelo, la sigue<br />

buscando en el recuerdo, en los espacios y lugares que, poco a poco, configuran su<br />

nueva forma de presencia. Esta visión expresa también la percepción de que la vida<br />

plena, el cielo y el paraíso, están cerrados para el ser humano. A lo más “el duro cielo<br />

conquistado”, se alcanza cuando cada uno ha sido fiel a sus deseos y anhelos más<br />

profundos, de cara a la finitud amenazante. Es esta visión la que hace que Mauro,<br />

movido por su deseo de reencuentro con Celina – tan irremediablemente ausente y<br />

tan hondamente presente a la vez- se pregunte por lo acaba de ver:<br />

5 Julio Cortázar, “Las puertas del cielo”, 163.<br />

6 Julio Cortázar, “Las puertas del cielo”, 163.<br />

“¿Vos te fijaste?- Dijo Mauro<br />

Sí<br />

¿Vos te fijaste cómo se parecía?”<br />

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