08.05.2013 Views

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

24<br />

nuestras <strong>Yungas</strong>, <strong>re<strong>la</strong>tos</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>selva</strong> <strong>jujeña</strong><br />

con el lugar; no es para m<strong>en</strong>os, lo que más les gusta es bañarse cuando nieva.<br />

Retornamos de esa rápida y hermosa visita por otro s<strong>en</strong>dero, tan empinado como<br />

el de bajada pero mucho más firme que nace donde se juntan los ríos Jordán y Valle<br />

Grande. Volvimos a <strong>en</strong>contrar el camino de herradura al que seguía observando<br />

con mucha at<strong>en</strong>ción. Val<strong>en</strong>tín, al ver mi interés dijo: –Veo que le gustan los restos<br />

que dejaron los antiguos, sígame y le mostraré algo–. Nos internamos un poco <strong>en</strong><br />

el monte <strong>en</strong>tre quebrachos y cebiles. Era una pequeña meseta de donde se podía<br />

ver, a través del fol<strong>la</strong>je, <strong>la</strong> barranca del fr<strong>en</strong>te del río. En medio de <strong>la</strong> hojarasca que<br />

cubría el piso me mostró restos de paredes que formaban espacios rectangu<strong>la</strong>res,<br />

circu<strong>la</strong>res, bi<strong>en</strong> prolijos, que ap<strong>en</strong>as sobresalían del suelo, con piedras canteadas<br />

alrededor: –Este es un lugar donde vivieron los antiguos– dijo con respeto.<br />

En el medio de esa meseta había un inm<strong>en</strong>so quebracho que, seguram<strong>en</strong>te por<br />

sus años, había «visto» lo que ocurrió allí y seguimos caminando. Mil cosas pasaban<br />

por mi m<strong>en</strong>te. Estaba cont<strong>en</strong>to, había sido una fructífera mañana de domingo:<br />

el antiguo camino de herradura, <strong>la</strong>s aguas termales, <strong>la</strong>s ruinas. Volví a <strong>la</strong><br />

realidad por los fuertes <strong>la</strong>dridos de Paco, que corría incansable de aquí, para allá,<br />

muy <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> su «nuevo mundo». 4<br />

San Francisco del Nuevo Mundo, primavera de 2000.<br />

Paco y Chico, amigos y compañeros de paseos por <strong>la</strong>s yungas <strong>jujeña</strong>s. Foto del autor.<br />

4 al regreso, trepando con <strong>la</strong> camioneta <strong>la</strong> huel<strong>la</strong> maderera, vimos v<strong>en</strong>ir a un paisano bi<strong>en</strong> montado <strong>en</strong> su mu<strong>la</strong>,<br />

con otra con carga a tiro y sus infaltables perros. era Tito Flores, con sombrero aludo de monte, bi<strong>en</strong> erguido<br />

<strong>en</strong> su cabalgadura. me l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción lo cargado que iba el animal que llevaba a tiro, se veía un hacha con<br />

el mango nuevecito; todo indicaba que estaba equipado para una <strong>la</strong>rga excursión, muy distinta a <strong>la</strong> corta y<br />

cómoda que yo estaba realizando. nos saludamos y seguimos viaje, cada cual para su <strong>la</strong>do. –Va a su puesto<br />

<strong>en</strong> norm<strong>en</strong>ta a ver el ganado, estará allí mañana a <strong>la</strong> tarde– me dijo Val<strong>en</strong>tín. –es realm<strong>en</strong>te un gaucho ese<br />

Tito– p<strong>en</strong>sé –cruzará parte de <strong>la</strong> cu<strong>en</strong>ca del san lor<strong>en</strong>zo por esa intrincada sucesión de cerros sin s<strong>en</strong>deros,<br />

para ver sus animales, recorrerá estos lugares tal cual lo hicieron sus antepasados hace más de un siglo…–

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!