Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
56<br />
nuestras <strong>Yungas</strong>, <strong>re<strong>la</strong>tos</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>selva</strong> <strong>jujeña</strong><br />
quieto iba ade<strong>la</strong>nte, había hecho bu<strong>en</strong>as migas con el perro de Salomón, que no<br />
t<strong>en</strong>dría más de tres años, de color c<strong>la</strong>ro, mediano porte, mirada vivaz, siempre<br />
at<strong>en</strong>to. T<strong>en</strong>ía su historia, había sido perro ovejero <strong>en</strong> Santa Bárbara, cumplía bi<strong>en</strong><br />
su misión de cuidar el rebaño; pero su patrón lo tuvo dos días sin llevarle alim<strong>en</strong>to<br />
y se comió un corderito; fue castigado, separado de <strong>la</strong> majada; estaba cebado con<br />
<strong>la</strong> tierna carne del cordero, ¡pero no le habían traído su comida!, ¿qué culpa t<strong>en</strong>ía<br />
si no le dieron su ración? y fue castrado. Con esos anteced<strong>en</strong>tes llegó a manos de<br />
don Apaza, qui<strong>en</strong> lo cuidó y le salió un excel<strong>en</strong>te rastreador de animales, cazador.<br />
Sabía seguir corzue<strong>la</strong>s, chanchos del monte, acorra<strong>la</strong>rlos y, hasta al overo, el tigre,<br />
pero eso es pa<strong>la</strong>bra mayor, allí los perros no pued<strong>en</strong>. Con él se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió Paco, jugaban,<br />
lo seguía <strong>en</strong> sus excursiones por el monte; yo estaba algo preocupado: mi<br />
«orejitas» no t<strong>en</strong>ía ninguna experi<strong>en</strong>cia cerril, –¿cómo reaccionaría si se le pres<strong>en</strong>taba<br />
algo?, por suerte no hubo novedades (foto 17, Pág. 120).<br />
Llegamos a otra meseta, Salomón se detuvo, me miró expresivam<strong>en</strong>te como diciéndome,<br />
¿Nada le l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción?, agucé mi vista apreciando el piso y, <strong>en</strong>tre<br />
<strong>la</strong>s hojas secas: ¡restos de paredes! ¡construcciones circu<strong>la</strong>res! Había varias; se<br />
veían piedras canteadas desparramadas alrededor. ¡No había duda!, eran restos<br />
de antiguos as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos indíg<strong>en</strong>as. Por el aspecto, porte de los árboles que crecieron<br />
<strong>en</strong> el interior y sobre los muros se veía que t<strong>en</strong>ían muchos años, ¿prehispánicos?<br />
Estaban bastante cerca del río, pero hasta allí no llegaba <strong>en</strong> <strong>la</strong>s creci<strong>en</strong>tes<br />
del verano. De ese <strong>la</strong>do había una <strong>en</strong>orme piedra <strong>en</strong> <strong>la</strong> que se apoyaba <strong>la</strong> meseta,<br />
<strong>la</strong> pasaba, era como un edificio de tres pisos, se <strong>la</strong> podía trepar como a una ata<strong>la</strong>ya.<br />
Los ocupantes supieron elegir el lugar, pero: ¿quiénes fueron?, ¿cuándo lo abandonaron?,<br />
todo eran incógnitas. Supuse que fueron pueblos de orig<strong>en</strong> puneño por <strong>la</strong>s<br />
características de <strong>la</strong>s construcciones; al ver<strong>la</strong>s, me recordaban el Pucará de Tilcara,<br />
seguram<strong>en</strong>te fueron sus as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> los recorridos por <strong>la</strong> <strong>selva</strong>.<br />
Me l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>dero nive<strong>la</strong>do, de más de un metro de<br />
ancho, si bi<strong>en</strong> ahora poco transitado; se veía que alguna vez lo fue; estaba bi<strong>en</strong><br />
afianzado, subía y bajaba zigzagueante <strong>en</strong> p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes no muy marcadas, se veía<br />
que era de antes; <strong>la</strong> vegetación y el tiempo lo habían deteriorado; al preguntarle<br />
a don Apaza, me com<strong>en</strong>tó que era el antiguo camino de herradura a Valle Grande,<br />
antes que inauguraran el camino carretero <strong>en</strong> 1950, ¡habían transcurrido más de<br />
cincu<strong>en</strong>ta años!, era notable como se conservaba por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> parte. Ese camino<br />
tuvo un importante tránsito desde siempre, el año redondo, todo se movía<br />
por él <strong>en</strong> recuas de diez y más mu<strong>la</strong>s. Salomón lo recorrió si<strong>en</strong>do chango hasta<br />
sus trece años más o m<strong>en</strong>os. Realm<strong>en</strong>te causaba emoción transitar por él, fue<br />
trazado sobre caminos indíg<strong>en</strong>as; se veía que tuvo un esmerado mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to:<br />
muros, desagües. También confirmaba que el camino carretero debió hacerse a<br />
<strong>la</strong> vera del río, sería corto, estable; sin lo intrincado de trepar y bajar <strong>la</strong> serranía;<br />
pero más pudo <strong>la</strong> influ<strong>en</strong>cia de políticos con intereses madereros, para hacer <strong>la</strong><br />
ruta <strong>en</strong> su traza actual.