08.05.2013 Views

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

juan carlos giménez<br />

total contaban sus faltas y él los perdonaba ¿Qué pecado de of<strong>en</strong>der a Dios podían<br />

cometer esos modestos cristianos?, alguna vez tuve <strong>la</strong> int<strong>en</strong>ción de preguntarle,<br />

pero <strong>la</strong> confesión es un secreto y no quería ser indiscreto.<br />

En una oportunidad, cerca de Valle Colorado <strong>en</strong> Cuevas, esperaban al padrecito<br />

al borde del s<strong>en</strong>dero para que fuera a asistir a una anciana <strong>en</strong>ferma, lo acompañé.<br />

Cruzamos el río por un <strong>en</strong>deble pu<strong>en</strong>te colgante susp<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> el vacío. Llegamos<br />

hasta una humilde vivi<strong>en</strong>da con galería, me l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción <strong>la</strong> cantidad de pájaros<br />

que mansam<strong>en</strong>te estaban allí sin ningún temor, parecía un ambi<strong>en</strong>te santo.<br />

El padre <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> <strong>la</strong> habitación a cumplir con su tarea, yo esperé afuera. Cuando<br />

regresábamos me contó que <strong>la</strong> confesó y le dio <strong>la</strong> unción de los <strong>en</strong>fermos. Era una<br />

anciana de más de nov<strong>en</strong>ta años, bastante lúcida, <strong>la</strong> conocía de otros viajes, estaba<br />

asombrado porque le rezó el «Señor mío Jesucristo» de punta a rabo, una oración<br />

de los niños españoles, antiquísima, que decían al termino de <strong>la</strong> confesión y<br />

lo hizo <strong>en</strong> un castel<strong>la</strong>no de <strong>la</strong> época de <strong>la</strong> colonia ¿Quién se <strong>la</strong> <strong>en</strong>señó, Dios mío?, se<br />

preguntó, debe haber<strong>la</strong> apr<strong>en</strong>dido si<strong>en</strong>do pequeña, de personas tan viejas como<br />

el<strong>la</strong> es ahora y <strong>la</strong> recuerda con nitidez <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de partir.<br />

Allí p<strong>en</strong>sé: cuán sabios, correctos, son estos pob<strong>la</strong>dores a pesar de su «ignorancia»<br />

para actuar <strong>en</strong> esas circunstancias. T<strong>en</strong>ían bi<strong>en</strong> c<strong>la</strong>ro, como auténticos cristianos,<br />

que era más importante <strong>la</strong> protección de Dios a <strong>la</strong> medicina; que a esas alturas<br />

de <strong>la</strong> vida, nada realista podría hacer. ¡Tan distinto a nuestro modo de obrar!, <strong>en</strong><br />

donde a veces, hasta con soberbia creemos, queremos torcer el destino, privando<br />

al que se va, luego de haber cumplido su ciclo, de <strong>la</strong> compañía de los suyos, del<br />

lugar donde transcurrió su vida, de una tranqui<strong>la</strong>, auténtica asist<strong>en</strong>cia espiritual,<br />

familiar; mant<strong>en</strong>iéndolo internado <strong>en</strong> ais<strong>la</strong>das y estériles, <strong>en</strong> todo s<strong>en</strong>tido, sa<strong>la</strong>s<br />

de terapia, rodeado de personas y aparatos extraños mom<strong>en</strong>tos antes de partir<br />

definitivam<strong>en</strong>te. –¡Qué s<strong>en</strong>sación de soledad se deberá s<strong>en</strong>tir, Dios mío!<br />

Las char<strong>la</strong>s con el padre durante los viajes por esos interminables s<strong>en</strong>deros, o <strong>en</strong><br />

<strong>la</strong> oscuridad del cuarto antes de dormirnos, eran interesantísimas, muy variadas,<br />

hasta de temas que parecería imposible hab<strong>la</strong>r con un sacerdote. Conci<strong>en</strong>te y realista<br />

de su reducida actuación con visitas esporádicas, dada sus múltiples tareas,<br />

lo dificultoso de <strong>la</strong> geografía, pero era lo único que podía hacer. Ahora, <strong>la</strong> pres<strong>en</strong>cia<br />

continua de <strong>la</strong>s madres de mjvv está dando un nuevo impulso a <strong>la</strong> fe católica.<br />

La vestim<strong>en</strong>ta de los vallistos, <strong>en</strong> especial los días de fiesta, es l<strong>la</strong>mativa por lo<br />

típica, más <strong>en</strong> Valle Colorado, Santa Ana, Caspalá, el límite norte; son muy semejantes<br />

a <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> Quebrada de Humahuaca, a <strong>la</strong>s de Bolivia. En una de nuestras<br />

char<strong>la</strong>s, el padre me hizo un com<strong>en</strong>tario muy interesante al respecto; los pintorescos<br />

vestidos, atu<strong>en</strong>dos de los paisanos, son resabio del dominio español, están<br />

re<strong>la</strong>cionadas a <strong>la</strong> indum<strong>en</strong>taria hispana de esa época. De acuerdo al lugar del<br />

cual prov<strong>en</strong>ía el «señor», vestía a sus siervos; así, los trajes de determinadas zonas<br />

de América, están vincu<strong>la</strong>dos con regiones específicas de <strong>la</strong> España colonizadora<br />

(foto 24, Pág. 123).<br />

75

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!