Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
66<br />
nuestras <strong>Yungas</strong>, <strong>re<strong>la</strong>tos</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>selva</strong> <strong>jujeña</strong><br />
imposible viajando el domingo a <strong>la</strong> tarde a Libertador, tomando «Balut» temprano<br />
para Jujuy, por varios inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, recién pudo estar <strong>en</strong> el San Roque a <strong>la</strong>s 10<br />
con su hija <strong>en</strong> bastante mal estado, respiraba con dificultad, vomitaba lo que ingería;<br />
pero no pudo ser at<strong>en</strong>dida, los doctores ya se habían retirado. En <strong>la</strong> guardia no<br />
quisieron ver<strong>la</strong> porque era de consultorio externo. En vano habló, rogó que su hija<br />
estaba mal, que debían at<strong>en</strong>der<strong>la</strong>. Esta paci<strong>en</strong>te debe ser at<strong>en</strong>dida por el médico<br />
de cabecera, le dijo concretam<strong>en</strong>te <strong>la</strong> <strong>en</strong>fermera al ver a una Victorina que todavía<br />
se t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> pie y respiraba junto a su madre.<br />
Resignada y sin saber qué hacer volvió a <strong>la</strong> terminal de ómnibus, ya era el medio<br />
día, ninguna había probado bocado. S<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> un banco Filom<strong>en</strong>a p<strong>en</strong>saba:<br />
¿Volver a Libertador? ¿a <strong>la</strong> guardia cuando cambi<strong>en</strong> el turno? ¿ir a otro hospital?<br />
Pero <strong>la</strong> Victorina no pudo más y se desplomó <strong>en</strong> brazos de su madre que ap<strong>en</strong>as<br />
pudo impedir que cayera al suelo, varios <strong>la</strong>s ayudaron a tomar un taxi. El jov<strong>en</strong> chofer<br />
partió <strong>en</strong> veloz carrera al hospital San Roque como le indicó <strong>la</strong> mamá. Llegaron<br />
a <strong>la</strong> guardia con <strong>la</strong> niña desvanecida, pálida, ap<strong>en</strong>as se movía, era una pluma; sin<br />
dificultad <strong>la</strong> pusieron <strong>en</strong> <strong>la</strong> camil<strong>la</strong> que le arrimaron al mom<strong>en</strong>to. De inmediato <strong>la</strong><br />
revisó el médico de guardia, todas <strong>la</strong>s <strong>en</strong>fermeras se movían a su alrededor.<br />
Ap<strong>en</strong>as t<strong>en</strong>ía pulso, tuvo un vómito de sangre, fue llevada veloz a terapia int<strong>en</strong>siva<br />
donde <strong>la</strong>s <strong>en</strong>fermeras ap<strong>en</strong>as reconocieron a <strong>la</strong> adolesc<strong>en</strong>te que había<br />
estado hace unos tres meses. La mamá se quedó s<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> un banco del pasillo<br />
presagiando lo peor. Médicos, técnicos, <strong>en</strong>fermeras <strong>en</strong>traban y salían, le hicieron<br />
análisis, radiografías, transfusiones de sangre, por sondas dr<strong>en</strong>aban líquidos, cánu<strong>la</strong>s<br />
con suero p<strong>en</strong>etraban el cuerpo flácido de Victorina que ap<strong>en</strong>as se quejaba.<br />
Al atardecer se le acercó un doctor para explicarle lo grave del estado de su hija,<br />
para decirle que ti<strong>en</strong>e que tras<strong>la</strong>dar<strong>la</strong> a otro hospital para hacerle estudios más<br />
complejos. Resignada, aceptó cualquier cosa con tal que salvaran a su hijita.<br />
La llevaron a un hospital más grande, frío y, luego de estar <strong>en</strong> una congestionada<br />
guardia, ser examinada nuevam<strong>en</strong>te por varios gal<strong>en</strong>os, deambu<strong>la</strong>ron por<br />
interminables y desiertos pasillos; subieron por un asc<strong>en</strong>sor a terapia int<strong>en</strong>siva.<br />
Era <strong>la</strong> tercera sa<strong>la</strong> de terapia que estaba Victorina. La mamá siempre a su <strong>la</strong>do o<br />
cerca, ahora parada estoicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el pasillo, apoyada <strong>en</strong> una b<strong>la</strong>nca pared, casi<br />
desfalleci<strong>en</strong>te, no había dónde s<strong>en</strong>tarse. Al rato, una <strong>en</strong>fermera le habló, se sobresaltó<br />
cuando <strong>la</strong> tomó del brazo, estaba adormi<strong>la</strong>da, no <strong>la</strong> había escuchado, quería<br />
preguntarle si era familiar de <strong>la</strong> jov<strong>en</strong>cita que acababan de traer, el<strong>la</strong> movió afirmativam<strong>en</strong>te<br />
<strong>la</strong> cabeza como un autómata murmurando un débil, soy <strong>la</strong> madre.<br />
V<strong>en</strong>ga señora, le dijo agarrándo<strong>la</strong> fuertem<strong>en</strong>te del brazo temi<strong>en</strong>do se cayera, el<br />
doctor quiere hab<strong>la</strong>r con usted y <strong>la</strong> introdujo <strong>en</strong> una habitación con una mesa<br />
<strong>en</strong> el medio, rodeada de sil<strong>la</strong>s metálicas, <strong>en</strong> <strong>la</strong>s paredes había vidrios iluminados,<br />
ante tanta luz tuvo que cubrirse los ojos con <strong>la</strong>s manos.<br />
Apareció un doctor que nunca había visto antes; este le dijo: –Señora, su hija<br />
estaba muy mal cuando <strong>la</strong> trajeron, había perdido mucha sangre–. Filom<strong>en</strong>a, sin