Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
40<br />
nuestras <strong>Yungas</strong>, <strong>re<strong>la</strong>tos</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>selva</strong> <strong>jujeña</strong><br />
de su baqueano; siempre había algo que actualizar o que se había traspape<strong>la</strong>do,<br />
era de no terminar! ya no sabía qué decirle a Alejo! Este, resignado, pero sin perder<br />
<strong>la</strong>s esperanzas, esperaba. Hasta paltas, de los puestos evacuados al crearse el<br />
parque, naranjas de Calilegua, llegaron a <strong>la</strong>s oficinas de Salta para estimu<strong>la</strong>r el<br />
expedi<strong>en</strong>te, pero nada, estaba <strong>en</strong> una vía muerta. Ya com<strong>en</strong>zaba el tercer año de<br />
espera: que falta esto, o aquello; insistir, era rutina <strong>en</strong> los viajes de Lingua a Salta.<br />
Za<strong>la</strong>zar, <strong>en</strong> unos de sus recorridos por el cerro, <strong>en</strong> un puesto abandonado, había<br />
<strong>en</strong>contrado un hermoso y colorido loro par<strong>la</strong>nchín que no había acompañado a<br />
los amos <strong>en</strong> sus nuevos rumbos: as<strong>en</strong>tarse fuera del parque. Pero el perico se fue<br />
con él y le decía «lurito», era <strong>la</strong> mascota <strong>en</strong> <strong>la</strong> casa del guardaparque.<br />
Una vez, Alejandro estaba de franco y Guillermo, de imprevisto tuvo que viajar<br />
a Salta ¿Qué hacer con el «lurito», dejarlo solo? ¡Imposible! Ma’ sí, lo llevo conmigo,<br />
le compraré una jau<strong>la</strong> <strong>en</strong> Salta, se p<strong>la</strong>nteó Guillermo. El perico era dócil, muy amigo<br />
del guardaparque, no se bajaba de su hombro. Con él se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> <strong>la</strong>s oficinas<br />
de Parques, causando gran alboroto y alegría. Luego de resolver lo urg<strong>en</strong>te de su<br />
viaje, fue a ver los papeles de Za<strong>la</strong>zar y, como siempre, algo faltaba; un firma <strong>en</strong><br />
este caso. Pero he aquí, que el empleado del trámite, quedó pr<strong>en</strong>dado con el loro y<br />
este le hizo bu<strong>en</strong>as migas. Imposible dárselo!, p<strong>en</strong>só Guillermo, era de Alejo. Pero<br />
<strong>la</strong> insist<strong>en</strong>cia y deseos fueron muchos. Si todos los estímulos anteriores fal<strong>la</strong>ron,<br />
este lurito calilegu<strong>en</strong>sis, no t<strong>en</strong>drá más influ<strong>en</strong>cia que yo?, se p<strong>la</strong>nteó el guardaparque.<br />
Y, dándole mil y una recom<strong>en</strong>dación sobre el cuidado del perico y del expedi<strong>en</strong>te,<br />
se lo dejó.<br />
Lingua fue <strong>la</strong> sigui<strong>en</strong>te semana al correo a retirar correspond<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong>contró,<br />
<strong>en</strong>tre el<strong>la</strong>s, una carta oficial, certificada: ¡cont<strong>en</strong>ía el tan ansiado nombrami<strong>en</strong>to!<br />
Al regresar, cont<strong>en</strong>to a «La mesada de <strong>la</strong>s colm<strong>en</strong>as», para darle <strong>la</strong> bu<strong>en</strong>anueva a<br />
Za<strong>la</strong>zar, le pareció ver y oír más loros que nunca sobre el Calilegua. 5<br />
5 este «lurito calilegu<strong>en</strong>sis» era un «loro alisero», cuyo pomposo nombre ci<strong>en</strong>tífico es «amazona tucumana», es<br />
el ave emblemática de <strong>la</strong>s <strong>Yungas</strong>, vive exclusivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>la</strong>s <strong>selva</strong>s de montaña del noroeste de arg<strong>en</strong>tina y<br />
sur de Bolivia y <strong>en</strong> ningún otro lugar del p<strong>la</strong>neta. Durante el otoño–invierno, se desp<strong>la</strong>za <strong>en</strong> grandes bandadas,<br />
a sitios de <strong>la</strong> <strong>selva</strong> de m<strong>en</strong>or altura, allí <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra alim<strong>en</strong>to. <strong>en</strong> primavera–verano nidifica <strong>en</strong> huecos de grandes<br />
árboles <strong>en</strong> <strong>la</strong> zona boscosa como pinos del cerro, nogales, cedros, alisos, de allí su nombre común, estos se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> <strong>la</strong>s partes altas de <strong>la</strong>s serranías 1.700–2.200 metros de altura. el «loro alisero» está am<strong>en</strong>azado<br />
de extinción, junto con <strong>la</strong>s otras especies de loros del mundo. esto se debe a <strong>la</strong> destrucción de su hábitat, a<br />
<strong>la</strong> captura para ser v<strong>en</strong>didos como mascotas y, por ser perseguidos por considerárselos perjudiciales para los<br />
cultivos (foto 13, Pág. 118).