Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
Nuestras Yungas, relatos en la selva jujeña - Fundación ProYungas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Maestros rurales<br />
juan carlos giménez<br />
Hace años, <strong>en</strong> una de mis primeras visitas a Valle Grande, iba <strong>en</strong> mi fiel Citroën<br />
acompañado por Antonio, médico porteño amante de Jujuy. Estábamos admirados<br />
por el camino, de <strong>la</strong> cortesía de <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te, nos cruzábamos con arrieros que nos<br />
saludaban at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te. Al llegar al Jordán, curso de agua con nombre bíblico, que<br />
corre por una profunda garganta de piedra, nos detuvimos a beber agua y paisaje<br />
(foto 14, Pág. 119). Hablábamos de este mundo aparte, cuando vimos v<strong>en</strong>ir un jov<strong>en</strong><br />
a caballo con una mu<strong>la</strong> de carga a tiro. Por su vestim<strong>en</strong>ta no era paisano, nos saludó,<br />
lo saludamos, él detuvo los animales… eso y empezar a char<strong>la</strong>r fue una so<strong>la</strong> cosa.<br />
Nos dijo que era maestro, iba a «su escuelita» de Alto Calilegua, llevaba material<br />
que había recibido del Consejo G<strong>en</strong>eral de Educación, le com<strong>en</strong>tamos que éramos<br />
médicos que nos gustaba <strong>la</strong> zona y su g<strong>en</strong>te. Era oriundo de San Salvador de Jujuy,<br />
llevaba ocho años de maestro rural, <strong>en</strong> ese <strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>dría veintisiete años.<br />
Estaba indignado por lo fuera de lugar de <strong>la</strong>s lecturas, hechos, experi<strong>en</strong>cias,<br />
ejemplos que cont<strong>en</strong>ían los libros que le dieron <strong>en</strong> el Consejo, destinados para<br />
Alto Calilegua. Libros diseñados para niños de ciudad, sobre todo de Bu<strong>en</strong>os Aires;<br />
«nuestra realidad aquí es distinta», insistía molesto. Nos contó que <strong>en</strong> esta época<br />
del año, coincidían <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses y <strong>la</strong> zafra, el pueblo quedaba reducido prácticam<strong>en</strong>te<br />
a niños y a viejos; con ellos compartía su diario vivir. Los brazos jóv<strong>en</strong>es bajaban<br />
a <strong>la</strong> cosecha de caña de azúcar.<br />
Hab<strong>la</strong>mos de los problemas sanitarios de <strong>la</strong> región, <strong>la</strong> falta de at<strong>en</strong>ción médica<br />
periódica y coordinada, <strong>la</strong> necesidad de estimu<strong>la</strong>r huertas, granjas familiares y<br />
comunitarias como medio de t<strong>en</strong>er una alim<strong>en</strong>tación adecuada. Com<strong>en</strong>tamos de<br />
impulsar una explotación forestal, agríco<strong>la</strong> y ganadera racional, con los recursos<br />
válidos de <strong>la</strong> región, para evitar su pau<strong>la</strong>tino empobrecimi<strong>en</strong>to y abandono. Realm<strong>en</strong>te<br />
éramos un grupo pintoresco a <strong>la</strong> vera del camino, tres hombres jóv<strong>en</strong>es, <strong>en</strong><br />
ese <strong>en</strong>tonces, queri<strong>en</strong>do arreg<strong>la</strong>r y hacer progresar a Valle Grande; p<strong>la</strong>nteando y<br />
dando solución a sus problemas.<br />
El tiempo transcurría sin s<strong>en</strong>tirse, <strong>en</strong>tonces el maestro nos dijo: Bu<strong>en</strong>o, debo<br />
seguir viaje si quiero llegar con luz al Alto, me esperan seis horas de bu<strong>en</strong> paso;<br />
nos despedimos con un fuerte apretón de manos.<br />
El maestro ya estaba a bu<strong>en</strong>a distancia, a punto de <strong>en</strong>trar al s<strong>en</strong>dero para tomar<br />
de ll<strong>en</strong>o <strong>la</strong> cuesta del cerro por Desp<strong>en</strong>sa, cuando recordé no haberle preguntado<br />
su nombre y le grité: Su nombre maestro!… detuvo el caballo y dándose vuelta<br />
contestó: ¡¡¡Sarmi<strong>en</strong>to doctor!!! al decir esto nos saludó con <strong>la</strong> mano y se perdió<br />
<strong>en</strong> el monte. Nos miramos con mi amigo, sin saber si lo que vivimos, fue verdad<br />
o una aparición.<br />
Años después, char<strong>la</strong>ndo <strong>en</strong> San Francisco con el maestro Matorras sobre este<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, me dijo que era Pedro Luis Sarmi<strong>en</strong>to y que ahora estaba de maestro<br />
<strong>en</strong> Cerro Negro, para el <strong>la</strong>do del Chañi.<br />
41