charpentier, etienne.. - 10
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¿Cómo referiremos entonces la primera frase? ¿Tal<br />
como nos la dijo o tal como la comprendemos? Es<br />
decir, ¿repetiremos sus palabras exactas o añadiremos<br />
el sentido que nos quería decir de verdad?<br />
- ¿Exacto o verdadero?<br />
A veces le preguntan a uno: «¿Es verdad <strong>10</strong> que<br />
hay en la Biblia? ¿Fue verdad este milagro?». Antes<br />
de contestar, quizás haya que preguntarse qué es lo<br />
que indica esa palabra verdad. Lo cierto es que puede<br />
tener varios sentidos; se dice por ejemplo: «esta<br />
historia es verdad, esta novela es verdad, este poema<br />
es verdad... ». Es evidente que no todos hablan<br />
de la misma cosa. En una novela todo es inventado;<br />
sin embargo puede ser verdad si las cosas siguen su<br />
curso, si se recoge la realidad humana; no hay nada<br />
exacto o histórico, pero todo es verdadero.<br />
Siempre resulta peligroso colgar etiquetas, pero<br />
así se ven las cosas más claras. Tomemos entonces<br />
estas dos palabras: exacto y verdadero.<br />
Exacto se dice de lo que pasó históricamente, lo<br />
que pudo haber recogido una cámara o un magnetofón.<br />
La «primera carta de amor» de mis viejos<br />
amigos era solamente el envío de un problema de<br />
matemáticas; la frase dicha por aquel amigo se<br />
recogerá en sus términos exactos.<br />
Pero es verdadero que aquellas fórmulas de álgebra<br />
eran «una carta de amor», y la forma con que<br />
repito la frase de mi amigo es más verdadera que si<br />
la citara exactamente.<br />
¿Es verdadera la Biblia? Sí, pero en este sentido<br />
de la palabra. Se encontrarán en ella muchas inexactitudes:<br />
no será exacta la forma de narrar unos<br />
sucesos o de referir unas palabras; pero será verdadera<br />
porque incluye el sentido que se ha descubierto<br />
en todo esto.<br />
• Creer para comprender<br />
La realidad esencial del suceso es invisible a los<br />
ojos: tengo que adivinarla a través de los aspectos<br />
históricos del suceso, a través de lo que veo. Veo,<br />
por ejemplo, a un hombre y a una mujer que se<br />
abrazan. Es un hecho exacto, histórico. Pero no<br />
puedo concluir nada de eso, ya que a veces uno<br />
tiene que abrazar a una persona a la que no quiere.<br />
Si me dicen que se aman, entonces aquel abrazo<br />
toma un sentido, se hace signo de su amor. «Si me<br />
dicen... »: esto quiere decir que yo creo en lo que me<br />
dicen; y porque creo, comprendo aquel abrazo como<br />
un gesto de amor. Para comprender, hay que creer, y<br />
el hecho de comprender refuerza mi fe. Avanzamos<br />
entonces como en una espiral: damos vueltas, pero<br />
avanzando en cada ocasión.<br />
Lo mismo ocurre con la Biblia. Esto vale para<br />
quienes la escribieron: contaban unos sucesos, pero<br />
esos sucesos cobraban un sentido porque creían. Y<br />
vale también para los que la leemos hoy: podemos<br />
estudiarla, tanto si creemos como si no creemos;<br />
podemos comprender lo que dicen los textos; pero<br />
la comprendemos de manera diferente si compartimos<br />
la misma fe que sus autores, si entramos con<br />
ellos en el mismo proceso de búsqueda de Dios.<br />
Todo esto puede parecer un poco complicado,<br />
pero volveremos sobre ello y se irá viendo mejor en<br />
el camino. De momento, saquemos una consecuencia<br />
importante: ¿cuál es el sentido de un texto?;<br />
¿qué es leer?<br />
• El sentido de un texto<br />
Instintivamente, cuando nos encontramos ante<br />
un texto, sobre todo si es un texto antiguo, razonamos<br />
más o menos de este modo: el autor tenía algo<br />
que decir, un sentido que transmitir; ese sentido lo<br />
«plasmó>; en sus palabras y en su propia cultura;<br />
nuestro trabajo de hoy consiste en sacarlo de aquel<br />
cajón y volverlo a plasmar en nuestras propias palabras.<br />
Nos imaginamos que hay un sentido objetivo<br />
en el texto, un «núcleo» que hay que sacar.<br />
Empezamos seguramente a comprender que las<br />
cosas no son tan sencillas. Cuando escuchaba a mis<br />
viejos amigos contarme su vida, intentaba desde<br />
luego comprender lo que me querían decir, pero, al<br />
recibirlo, lo transformaba. Desde aquella tarde, me<br />
hice de ellos una imagen que sin duda es bastante<br />
distinta de la que ellos tienen de sí mismos y que no<br />
es tampoco la misma que se habría hecho de ellos<br />
PARA LEER EL AT 13