charpentier, etienne.. - 10
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Antíoco IV persigue a los judíos. Algunos de ellos<br />
prefieren la muerte antes que renegar de su fe. Y<br />
esto plantea un problema grave: hasta entonces en<br />
Israel no se pensaba en una vida más allá de la<br />
muerte. Por tanto, la única vida que se tenía era la<br />
vida terrena. Pues bien, por causa de Dios, estos<br />
mártires aceptan perder ese único bien. Y Dios responde<br />
por medio de Daniel: «Sois perseguidos y<br />
aceptáis la muerte. Esto es la cara visible de las<br />
cosas. Os vaya mostrar la cara invisible. Los que<br />
aceptáis morir de ese modo, pueblo de los santos<br />
del Altísimo, sois introducidos en la gloria para una<br />
vida totalmente nueva, en un reino maravilloso que<br />
durará para siempre».<br />
Así, pues, nos encontramos aquí con dos lenguajes,<br />
con dos formas muy importantes de expresar la<br />
resurrección.<br />
Dn 12 se expresa en el registro antes / después.<br />
«Antes de la muerte, vivíais. La muerte os ha hecho<br />
caer en el vacío o en el sueño. Después de la muerte,<br />
volveréis a salir de ese vacío, os despertaréis». Se<br />
trata entonces de los mismos hombres antes y después.<br />
Pero esta vida de después no será ni mucho<br />
menos la de antes; es lo que el autor expresa mediante<br />
imágenes cósmicas: esplendor del firmamento...<br />
Dn 7 insiste sobre todo en ese más. Se expresa en<br />
el registro arriba / abajo. En la tierra (abajo) sois<br />
entregados a la muerte; pero sois introducidos ante<br />
Dios (arriba) para una vida totalmente nueva.<br />
Habrá que recordar estas imágenes cuando estudiemos<br />
la resurrección de Cristo: les servirán a los<br />
primeros cristianos para la expresión de su fe.<br />
Dn detalle importante: este hombre es una imagen,<br />
representa a toda la colectividad de los que<br />
confían en Dios hasta la muerte. Habrá que acordarse<br />
de ello cuando se presente a Jesús como Hijo<br />
del hombre.<br />
6. La sabiduría en la diáspora<br />
Vamos a terminar con dos libros nacidos en la<br />
diáspora: uno en Babilonia (Baruc) y el otro en<br />
Egipto (la Sabiduría).<br />
JESUS, SABIDURIA DE DIOS<br />
Simplificando, podemos decir: los profetas han ayudado<br />
a los cristianos a descubrir la misión de Jesús, lo<br />
que tenía que hacer; los escritos sapienciales les han<br />
ayudado a percibir su ser, lo que es.<br />
En efecto, en el Antiguo Testamento, la sabiduría de<br />
Dios se presenta a veces como alguien, pero esto sigue<br />
siendo una imagen, como cuando digo: «mi espíritu<br />
está en la luna»; personifico mi espíritu como si fuera<br />
capaz de pasearse sin mí, pero sé muy bien que ese<br />
espíritu soy yo y que puedo entonces atribuirle todas<br />
mis cualidades y defectos. Del mismo modo, la sabiduría<br />
de Dios no es más que Dios; es Dios en cuanto que es<br />
sabio. Por tanto, se le pueden atribuir las cualidades de<br />
Dios, como el poder de crear, etc. (Sab 7).<br />
Cuando los cristianos lleguen a decir: Jesús es la<br />
sabiduría de Dios, esto les permitirá atribuirle las cualidades<br />
de esa sabiduría, es decir, las cualidades mismas<br />
de Dios.<br />
• Baruc (deuterocanónico)<br />
Atribuido a Baruc, secretario del profeta Jeremías,<br />
este libro está compuesto de hecho por cuatro<br />
trozos de autores y de épocas diferentes. En su estado<br />
actual constituye una hermosa celebración penitencial.<br />
Empieza por una constatación: nuestros pecados<br />
han roto la relación con Dios (1, 1-14). Viene<br />
luego una reflexión sobre el pecado como destierro<br />
lejos de Dios: el único recurso que cabe entonces es<br />
el cariño y la fidelidad de Dios (1, 15-3, 18). Puede<br />
meditarse entonces en la sabiduría de Dios que no<br />
es más que la ley: por tanto, practicando ésta se<br />
conseguirá aquélla (3, 9-4, 4). El último trozo, cuyo<br />
tono hace pensar en el Segundo Isaías, da ánimos a<br />
Jerusalén y le anuncia que Dios le concede su luz y<br />
su misericordia. Así se logra la reconciliación (4,<br />
5-5, 9).<br />
Podría leerse la hermosa plegaria de los desterrados<br />
(2, 11- 3, 8) y sobre todo la meditación sobre la<br />
sabiduría de Dios: «Se ha aparecido en la tierra y ha<br />
PARA LEER EL AT 123