charpentier, etienne.. - 10
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Acabamos nuestro «viaje de vacaciones» a través<br />
del Antiguo Testamento con el libro de los salmos.<br />
¿Por qué los agrupamos todos en un mismo capítulo?<br />
Hasta ahora nos habíamos visto obligados a<br />
leer los textos en el momento histórico en que nacieron.<br />
¿Por qué no hacer lo mismo con los salmos?<br />
La razón es muy sencilla: es casi imposible poner<br />
fecha a los salmos. La oración es igual en todas las<br />
épocas. Los textos son leídos y escritos continuamente<br />
de nuevo. Por tanto, es más prudente estudiarlos<br />
todos juntos.<br />
Esto permitirá captar mejor cómo rezaba Israel,<br />
y será también una buena síntesis para nuestro<br />
viaje: lo esencial que el pueblo vivió y descubrió de<br />
su Dios y de su propia situación en el mundo, lo<br />
expresó en su oración.<br />
En efecto, los salmos son esencialmente oración,<br />
respuesta del hombre a Dios que lo interpela en<br />
cada una de las situaciones de su existencia.<br />
• Gritos humanos<br />
«Nacemos con este libro en las entrañas -escribe<br />
el poeta judío A. Chouraqui-. Un libro muy pequeño:<br />
150 poemas, 150 espejos de nuestras rebeldías y<br />
de nuestras fidelidades, de nuestras agonías y de<br />
nuestras resurrecciones. Más que un libro, es un ser<br />
viviente que habla -que os habla-, que sufre, que<br />
126 PARA LEER EL AT<br />
8<br />
Los salmos<br />
gime y que muere, que resucita y que canta, en el<br />
umbral de la eternidad... >}.<br />
Todos nuestros gritos humanos, el canto de admiración<br />
ante la naturaleza o el amor humano, la<br />
angustia ante el sufrimiento y la muerte, la explotación<br />
de la sociedad, la rebeldía ante lo absurdo del<br />
mundo o el silencio de Dios, todos esos gritos del<br />
hombre -los nuestros-los encontramos aquí, ofrecidos<br />
a nuestros labios como «palabra de Dios».<br />
Nos enseñan de este modo que, incluso en lo más<br />
negro de nuestra rebeldía, Dios está presente y grita<br />
con nosotros, por medio de nosotros; que tanto la<br />
alabanza como la blasfemia pueden ser plegarias, si<br />
son verdaderas y expresan lo que vivimos.<br />
• Dos tipos de lenguaje<br />
Resumiendo las cosas, podríamos distinguir entre<br />
el lenguaje de la información, el de la ciencia, y<br />
el de la relación. Un ejemplo: un niño está en la<br />
cama y llama a su mamá: «Mamá, tengo sed». ¿De<br />
qué tipo es esta frase? Quizás sea del de la información,<br />
es decir, que esas palabras «tengo sed» describan<br />
exactamente la situación; la madre le responde:<br />
«levántate y toma un vaso de agua». Y el<br />
niño se da media vuelta y sigue durmiendo. Entonces,<br />
más que de información, esas palabras son de<br />
relación; cuando el niño dice: «tengo sed» o «tengo