Arlequine - andes
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ocho establecidas. Tanto en el sector público como en el privado. Treinta a la<br />
semana.<br />
<strong>Arlequine</strong> – No encontrarán trabajo que es peor. Tendrá que ser mediante leyes sociales<br />
de estricto cumplimiento, induciendo suavemente, a ambos sexos, al control voluntario de<br />
la reproducción pues ya estamos en los siete mil millones los depredadores. La igualdad<br />
de género debe empezar a reconocer la desigualdad física natural si quiere ser equitativa.<br />
Eso significa igual trabajo, igual salario.<br />
El tío – Las penas deberán ser más duras para los violentos, del mismo modo que la<br />
castración química irredimible para violadores y pedófilos. Peor si son curas, sin<br />
permitirles pagar millonadas de dólares para liberarse de sanciones penales, ni aceptar<br />
sus prédicas de inducir a olvidar el agravio social. La herida y daño moral que infieren a<br />
niños y adolescentes bajo su custodia es demasiado mayor que el corporal, pues dura<br />
toda la vida de la víctima.<br />
Juan – Imposible de creer que la esclavitud se hubiera extinguido recién en el siglo<br />
XX, después de treinta mil años que se reconoce como historia del hombre actual. De<br />
igual manera el sometimiento y humillación de la mujer que, en ambos casos, sobran<br />
prácticas de increíbles iniquidades como la ablación obligada del clítoris, algo<br />
espantoso contra natura. Verdaderamente salvaje. Ignominias que avergüenzan a la<br />
humanidad. Ojalá un día aprendamos a convivir civilizadamente.<br />
El tío – En estos casos se impone la intervención internacional, mediante la ONU. La<br />
dictadura militar en Birmania-Myanmar lleva cuarenta años de oprobio y aislamiento.<br />
<strong>Arlequine</strong> – La esclavitud y la religión son dos pecados capitales del hombre primitivo.<br />
Yo no puedo comprender cómo se impusieron y asimilaron al ser humano desde sus<br />
orígenes remotos. Felizmente hemos salido del primero aunque no todavía en forma<br />
definitiva pues aun hay sadismo y crueldades que se ejercen en secreto. La segunda<br />
es difícil de erradicar porque comprende estados de conciencia.<br />
El tío – En algunos continentes no sólo vestigios sino que se mantiene abiertamente<br />
el ejercicio de prácticas aberrantes, sobretodo en el África. En el Occidente civilizado<br />
la violencia física y moral contra el llamado sexo débil es práctica común así como el<br />
martirio al preso un método normal y corriente. Observo una carga moral vergonzosa.<br />
Juan – ¿Cómo andamos por casa? Y… una curiosidad que tengo hace rato. ¿Por qué<br />
no tienes sombra? ¿Nos puedes explicar al respecto?<br />
El tío – ¡Já, ja, ja, ja! Por supuesto, pero vamos por partes. Tienen que conocerme<br />
mejor. Por muy Diablo que sea no quiere decir que desconozca la ética. Ustedes<br />
hablan de la justicia de Dios, ¿por qué no dicen también la justicia del Diablo? Son<br />
valores que están más allá del bien y del mal. Y tampoco admito que yo sea el mal, en<br />
la tierra o en el infierno que es lo mismo. Mi justicia es de castigo no es de sadismo.<br />
Mi moral es… ¿cómo les diría?, aristotélica para que comprendan mejor.<br />
Juan – ¿En cuanto a la sombra?<br />
El tío – Eso está muy claro. Ustedes saben que soy el Señor de las Tinieblas, ¿verdad?<br />
Pues es eso. No puedo tener sombra. Y quiero que sepan que todos los muertos al<br />
cruzar la laguna Estigia pierden la sombra. Otra razón por la que la muerte no existe.<br />
<strong>Arlequine</strong> – Son nuestros principios y algunas de nuestras conclusiones. Los que se<br />
incineran al agua, los que no a la gusanería. Así de simple. Me quito el chopeau.<br />
Juan – El Gran Hermano que vigila y la policía secreta que aparece a las cuatro de la<br />
madrugada en tu casa para llevarte a la cámara de torturas, como describe George<br />
Orwell en 1984 no son cuentos ni pesadillas. Debemos aun caminar “con el<br />
testamento bajo el brazo”.<br />
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