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Arlequine - andes

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CUADRO SEGUNDO<br />

(Cuando el telón queda levantado el trío de cuerdas cesa la música.)<br />

En el escenario hubo un cambio: El balcón quedó vacío y El autor, siempre vestido de<br />

arlequín, se halla sentado en su escritorio en actitud de escribiente. Ocupan el centro<br />

de la habitación. La silla está vacía en el mismo lugar anterior, sin el paletó de Juan,<br />

volcada hacia el escritorio, como para recibir una visita. Tocan la puerta con<br />

discreción. Tras, tras, tras.<br />

El autor – Pase, entre con confianza. (Ingresa una mujer muy atractiva, en edad de la<br />

fruta madura, perfecta curva proporcional 0.70588, de blusa con discreto escote y<br />

blue jeans, sandalias. Cabello castaño, suelto, largo.)<br />

Periodista – Disculpe que le moleste, señor <strong>Arlequine</strong>. ¿Es usted El autor? Me envía<br />

el jefe de redacción de El Hombre Libre y me dijo que estaba concertada la entrevista<br />

para las 5 de la tarde y usted me esperaría.<br />

El autor – Así es. Llega puntual. (La mira con seducción.) Hoy las comunicadoras<br />

sociales, en especial de TV son de rostros preciosos, no importa el tipo que tengan,<br />

son para los gustos más exigentes y no les es difícil encontrar al príncipe azul desde<br />

la pantalla chica. Estoy a su disposición sin reservas. Acabo de despedir a dos<br />

amigos para atender nuestro compromiso pues con la prensa hay que tener mucho<br />

cuidado. ¿Desea una tasa de te o café que es lo que los comunicadores prefieren<br />

porque irriga bien el cerebro? Incluso mejor si le ponemos unas gotas de cogñac.<br />

Periodista – Nada gracias. Muy amable (Desconfiada.)<br />

El autor – Las mujeres son más discretas…<br />

Periodista – De comienzo quiero pedir disculpas por la franqueza de mis preguntas<br />

pero creo que así será mejor y nos conviene a los dos para un reportaje que tenga<br />

interés público, de lo contrario podremos hablar mucho y no decir nada. Como ocurre<br />

frecuentemente… Pocas entrevistas se recuerdan con el tiempo.<br />

El autor – Insinué si pudiera venir usted dado su prestigio internacional bien ganado<br />

como la nueva Oriana Fallaci, además de ser una hermosa mujer. Así nos podrán<br />

incorporar en las gr<strong>andes</strong> entrevistas de la historia.<br />

Periodista – Mi especialidad son los famosos. (Le mira.)<br />

El autor – Esta entrevista la he promovido yo aprovechando la amistad personal con<br />

su director porque es, además, el propietario, así que no se halla limitado por la<br />

libertad de expresión y de prensa sino por si mismo y sus propias convicciones, que<br />

hacen honor a El Hombre Libre, con cuyo nombre, recordará usted, fracasó Franz<br />

Tamayo. (Recita)<br />

“Yo fui el orgullo como se es la cumbre<br />

y fue mi juventud el mar que canta.<br />

¿No surge el astro ya sobre la cumbre?<br />

¿Por qué soy como el mar que ya no canta?<br />

No rías Mevio de mirar la cumbre,<br />

Ni escupas sobre el mar que ya no canta.<br />

Si el rayo fue, no en vano fui la cumbre<br />

Y mi silencio es más que el mar que canta.”<br />

Periodista – Fue un coloso boliviano, poeta, escritor, periodista, político. Un polígrafo.<br />

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