Arlequine - andes
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a la salida, nos devuelve al mundo real, a la entrada donde está la ventanilla de los<br />
tiquetes, sin conocer la NADA, nada de la Nada que es donde está todo del TODO. Ya lo<br />
iremos viendo.<br />
El tío – Con este ejemplo queda aclarado muy bien lo que pedía Juan acerca de la<br />
diferencia del por qué y el para qué estamos aquí. Muchas gracias.<br />
Juan – Así de simple quedamos más confundidos que antes.<br />
El autor – Más simple todavía, se trata de la diferencia entre lo conocido y lo<br />
desconocido. Lo que nos falta por conocer y descubrir, ¡qué es el universo! Tanto el<br />
macro como el micro.<br />
El tío – Para eso estamos en esta obra de teatro.<br />
Juan - Para eso estamos aquí.<br />
El autor – Hay algo más.<br />
Juan y El tío – Por favor, sigue.<br />
El autor – Cuando Neil Armstrong pisó la luna por primera vez en 1969, sin olvidar a<br />
su colega astronauta del módulo Edwin Aldrin, van a ser cuarenta años, aquel<br />
pequeño paso del hombre significó un salto inmenso para la humanidad, como lo dijo.<br />
Fue entonces que empezó a hacerse realidad la conquista del espacio. Pero… es<br />
muy importante mirar hacia el infinito del universo y volver a ver la tierra desde la luna,<br />
porque la dimensión del análisis y las reflexiones ya no son lo mismo.<br />
Juan – El primer cosmonauta de la historia fue el soviético Yuri Aleksievich Gagarin.<br />
Al César lo que es del ruso, en abril de 1961 dio dos vueltas a la Tierra a través del<br />
espacio exterior.<br />
El autor – Apareció una nueva medida, la del “ojo estelar” de la ciencia, que observa<br />
nuevas aristas hasta entonces desconocidas o apenas imaginadas desde acá abajo<br />
por los sabios más observadores, pues no encontramos una concepción parecida en<br />
los tiempos anteriores a lo que nuestros ojos pudieron y pueden contemplar desde<br />
aquel momento estelar del hombre. Esa fotografía nos convenció de que la tierra<br />
había sido redonda fuera de toda duda. Y muy hermosa. Qué privilegio del hombre<br />
actual. Además, lejos del “mundanal ruido”, como dijo Manrique.<br />
Juan – Si, una fotografía maravillosa por primera vez de la tierra. Y nosotros no<br />
aparecemos en ella, habíamos sido verdaderamente nada, ni siquiera un minúsculo<br />
punto. No hablo como seres humanos sino como geografía, como ciudades y países<br />
con millones de habitantes.<br />
El tío – En esencia, el hombre y la sociedad siguen siendo los mismos desde los<br />
primeros tiempos… No han cambiado, según mi parecer…<br />
Juan – Disculpa que te corte, pero sólo en la tierra y para la tierra. De todos modos<br />
algo hemos aprendido y progresado en estos veinticinco mil años últimos. Mira tu<br />
ordenador.<br />
El tío – No, no, no. Precisamente en el espacio y en el tiempo. ¿Tú crees que porque<br />
uno vive en levitación o viaja hacia la luna envejece o rejuvenece? No, señor. Sigues<br />
siendo el mismo y el metabolismo se adecua a la circunstancia pero no vives ni vivirás<br />
más o menos tiempo que el que tendrás permaneciendo en la tierra. Decía que desde<br />
los primeros tiempos, aunque hubieran desarrollado medios e instrumentos de<br />
progreso técnico que hoy le permiten, precisamente, llegar a la luna y enviar sondas<br />
de observación a planetas más lejanos, la ignorancia sigue siendo la misma en<br />
cuestiones vitales y esenciales. Perdón, quizá mejor diríamos, la mentira.<br />
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