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religioso^ vale mas tropezar en el camino,
que ser sostenido por la mano de ua
ladrón ó de un baadido.»
La opinión de Durward no era exaclameate
la misma ; pues aanque tenia al
gitaao por peligroso, creyó poder aprovecharse
de sus servicios frustrando al
propio tiempo sus alevosos planes, puesto
que los coaocia. Su iaquietud en esta
parte ao fue de larga duración ; pues
apenas la pequeña comitiva se vio á unos
tresciealos pasos del convento y de la
aldea , vio llegar á Hayraddin montado
como solia ea su casi silvestre, pero activo
y fogoso caballo. El camino que seguían
costeaba las orillas de este mismo
arroyo, ea cuya margen oyera Quintín
la misteriosa conferencia de la noche
anterior; y poco tiempo después de habérseles
agregado el gitano, pasaron por
debajo del mismo sauce que le proporcionara
los medios de ocultarse para oír.
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