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— Si se nos hace alguna observación sobfe
c«te punto , diremos que el duque de
Gueldres, Guillermo de la Marck, los
desolladores y los lansquenetes que in-
í ••*•
féslán la orilla derecha, nos causaron
tanto miedo, que determinamos totnar
la izquierda désviándonos del camino
ordinario. '
^—- Gomo á sn merced le plazca. En
cuanto á mí, lo mismo se me dará guiarles
por la izquierda que por la derecha.
Allá iú las avendréis con. S. M. **
Quedó Quintín muy admirado de la
facilidad con que ácCedia Hayraddin á
esla variacioit de camino , ó á lo menos
de la poca repugn.incia que mostraba ;
pero no dejó de celebrarlo mucho , pues
nécesit iba aun í de sus servicios como
guia , y temía que el gitano viendo frustrado
su plan de traición , se entregase
á algún acto, desesperado. Por otra parte,
separarse de él era el medio mas segó-