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ro de atraer sobre sí á Guillermo de la
Marck , con quien estaba en correspondencia
; cuando conservándolo á la cabeza
de la cabalgata , creyó poder vigilarle
harto de cerca para impedir que
tuviese comunicaciones con nadie sin que
él lo supiera. '
Renunciando pues á toda idea de seguir
el camino que al principio querían
emprender , costearon la orilla izquierda
del río , y diéronse tanta prisa ,
que llegaron al día siguiente muy de mañana
con toda felicidad al término de su
viaje. Supieron allí (pie el obispo de Lieja,
prelestaudíi falla de salud , pero acaso
para ponerse á cubierto de todo insullo
de uaa auníerosa y turbulenta población,
habia fijado su residencia en su
hermoso castillo de Schoowaldt , situado
como á una milla de la ciudad de Lieja.
Cuando se acercaban al castillo , vierdú
al Prelado que volvía eh procesión