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Ticosa déosla corle eclesiástica, indicabci
que el reverendo prelado tenia algunos
recelos que le obligaban á adoptar todas
las prccaucioncá de una guerra defensiva.
Habiendo Quintín hecho entrar recado
, dando aviso de la llegada de las
condesas de Croye , fueron introducidas
ca un gran salón donde las recibió el
Obispo á la cabeza de su pequeña corte
, y les hizo la mas cordial acogida.
No quiso permitirles que le besasen la
mano , pero él las besó en la mejilla
con un aire que participaba de la cortesía
de un príncipe que ve con satisíacciou
dos liadas damas, y del saalo afee*
lo de un pastor por sus ovejas.
Luís de Borboa , obispo de Liejvi , era
verdaderameate un príacipc de cscelente
corazón y lleno de generosidad. Acaso
su vida privada ao fuera siempre un modelo
de aquel estrecho recogimiento de