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estado, como también si estaban corrieates
los herraduras , á fia de evitar
aquellos ínconveaieates hijos de la casualidad
que, sin embargo de su poca
imoortaacia. no dejan de retardarlos
viajes é incomodar á los viajantes. ¡Mandó
dar el pienso á los caballos ea su
preseacia , á fia de asegurarse de qne se
hallariaa ea estado de hacer uaa bueaa
joraada , ó de redoblar la marcha si así
lo exigían las circuastaacías.
Volviéndose eatonces á su cuarto, armóse
con particular cuidado, y ciñóse
su sable como quien recela un próximo
peligro y está firmemente decidido á arro4rarle.
Estos generosos seatimieatos iiifuadiéronle
uaa nobleza en el andar y^uii
aire de dignidad que las señoras de Croye
no observaran todavía en él, por mas
(pie hubiesen visto con interés y satisfacción
la gracia é ingenuidad de sus pláti-