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la'presencia de tan virtuosos varones dedicados
al servicio de los altares le inspirarían
mejores ideas, haciéntlole enmendar
su conduela. Sin embargo, al décimo
ó duodécimo día de su viaje , después de
haber entrado en Flandes, y al acercarse
á la ciudad de Namurs, fueron insuficientes
todos los esfuerzos de Quintín para evitar
las consecuencias de! escándalo que
acababa de dar el hereje guia. Pasábase la
escena en un convento de Franciscos, de
estrecha y reformada orden, cuyo Guardian
era un hombre austero que murió
mas adelante en olor de santidad. Después
de muchos escrúpulos, (pie á Durward
le costó gran trabajo vencer , como
era de imaginar en semejante caso, bal)ia
obtenido por fia que el malhadado gitano
seria admitido en ua edificio separado
en que habitara ua lego que cultivaba la
huerta. Las dos señoras, según su costumbre
, se habían retirado á su cuarto ;