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su cabeza. Si hubiese ea el castillo medios
de resisteacia, su valor los superarla
todos; pero ao existe casi aluguao. Si
queréis salvar á la Coadesa y conservar
vuestras propias esperaazas , seguidme
ea aoiabre de la persoaa que os eavió el
brillaate donde hay grabados tres leopardos.
— Muéstrame el camino, respoadió
Quiatia coa vivacidad. A este nombre
estoy proato á arrostrar todos los peligros.
— Por los medios que yo adoptaré ,
dijo el gitaao, ao correréiaos iiiaguao,
como os sea posible no mezclaros en lo
que 110 os interesa. ¿Qué os importa á
vos que ese hoaibre degüelle á su rebaño,
ó que sea el rebaño quiea le degüelle
á él? Ha! ha! ha! seguidme, pero sea
coa pacieacia y precaución. Olvidad
vuestro valor y entregaos á mi prudeacia.
La deuda de mi gratitud queda sa-