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a I No permita Dios , esclamó el] hermano
Francisco, que el Jabalí de las Ardenas
ponga de nuevo su cubil tan cerca
de nosotros ! A mas de que , aunque esto
suceda . es el rio Mosa bastante ancho
para servir de cscelente barrera entre él
y nosotros.
— Pero ao levantará barrera algnaa
entre estas señoras y el desalmado bandido
, respondió Quiatia, si le atravesamos
para coger el camiao de la orilla
derecha.
— El Cielo teadrá buen cuidado de
proteger á los suyos , boarado joven ,
replicó el hermano. No es creíble que
los tres Reyes de' la dichosa ciudad de
Colonia , que no permite entrar en su
recinto á ningua hereje ni judío , padeciesen
el enorme olvido de tolerar que
unos devotos peregrinos qne vienen á
rendirles homenaje ante la cruz elevada
en honor suyo, fuesen robados y mal-