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de Cioye á alguna plaza que les ofreciesemayor
seguridad que Lieja y sus alrededores?
Estas damas , por otra parle _, aunque
de burlitas en algún modo , le hablan
hablado de armar los vasallos de la
condesa Isabel, como lo hicieran muchos
Sres. en aquellos tiempos de desórdenes
, y de fortificar su castillo en lérniiaos
de poder resistir á todo ataque.
Chaaceándose , le habían dicho sí quería
desempeñar el alto y peligroso empleo de
su senescal ; y como él se mostrase tan
zeloso como diligente en aceptarla proposicioa
, peraiilíéraale besarles la mano
en señal de promocioa á aquel grado de
honor y coafianza. Parecióle tambieababer
aotado que la mano de la coadesa
Isabel, uaa de las mas hermosas y delicadas
de cuaatas babiesea recibido semejaate
bomeaaje de vasallos adictos, tembló
en tanto que sus labios descausaban
sobre ella un instante mas de lo que per-