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Cuando acababa de determinarse á i»arllr
. y daba la última vuelta por debajo
de las ventanas que tanto atractivo tenían
para él , oyó í^obrc su cabeza , á lo alto ,
un ligero ruido como de alguien que
tosiese cautamente con idea de atraer
su atención sin oscilar la de los demás.
Levantando los ojos laa alegre como sorpreudítlo,
vio ealreabrirse una ventana,
asomóse por un momento una mano de
muger , y soltó un papel que cayó sobre
un romero al píe de la muralla. La precaución
que se empleara para que llegase
á sus manos aquel billete , aconsejábale
igual prudencia y misterio para leerle.
El jardín rodeado por dos lados ,
según hemos dicho , de las fábricas del
palacio episcopal , estaba cabalmente
dominado por un graa número de veataaas
do diversos aposentos; pero habia
uaa especie de gruta que le enseñara el
limosnero con mucha complacencia. Go-
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