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bar dos Condesas á la vez alJabalí de las
Ardenas.
— Malvado! esclamó Quintín; pero
todavía... no, no será demasiado larde...
Yo vuelvo al castillo á salvar á la coadesa
Hamelina.
— Hamelina, Hamelina, le dijo su
compañera con voz confusa, eslá apoyada
en vuestro brazo , y os da la gracias
por la buena intención y oportuno socorro.
— Gomo! ¿Qué quiere decir esto? esclamó
Quintín retirando su brazo con
menos cortesía de la que hubiera mostrado
en cualquiera otra ocasión á una
muger de la mas ínfima clase. ¿ Luego es
la condesa Isabel quien quedó en el castillo
? A Dios... á Dios.»
Cuando se volvía para partir , asióle
•Hayraddin del brazo .y «Oídme, le dijo,
oídme, eso es correr á la muerte
¿ Porque diablos os engalanasteis con