f ; V;

( 242 )
to hubiera despojado la mesa de cuanlo.
contenía de mas precioso.
« j Por el espirito del trueno! esclamó:
I los qne no se atreven á portarse como
hombres en presencia del enemigo, tienen
la osadía de qnerer representar el
papel de ladrones entre sos compañeros!
Como! cobarde bribón!.....
tú, que para entrar en el castillo aguar-,
daste qne la puerta, estuviese abierta y
echado el. puente levadizo , mientras
Conrado Horst escalaba valerosameiile
los muros, ¿tu eres capaz de mostrar mor
dales tan infames? Que le ahorquen en
una de las barras de hierro de la ventana.
Asi llevará cou los pies el compás,
mieutras nosotros brindaremos á la feliz,
llegada de su alma á los infiéraos. ^
^ Esta sentencia fae casi tan prontamente
ejecutada como pronunciada; y uu
momento después, el infeliz , colgado.
de una barra de hierro, hallábase en las.