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Durward, el combate que se daba nada
era para él en comparación de la suerte
de Isabel de Croye, por quien se es
Iremecia si llegaba á caer en manos de
aquel cruel y libertino partidario , queestaba
entonces haciendo lodos sus esfuerzos
para violentar las puertas del castillo.
En esle apuro aceptó el auxilio del
gitano con menos repugnancia , lo propío
que un enfermo desahuciado de los
médicos resuélvese á tomar la pócima
que le presenta un curandero ó un charlatán.
Resolvió guiarfíc enteramente por
sus consejos , pero coa ánimo de atravesarle
el corazón ó derribarle la cabeza á
la primera sospecha de perfidia. El mismo
Hayraddin dio muestras de temer
mucho por su seguridad ; pues luego que
puso los pies en el jardín , perdió su tono
de jactancia y sarcasmo, como si hubiese
hecho voto de portarse con modestia
, intrepidez y valor.
TOMO 17. 15