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Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

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Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Lutero dijo a su compañera: . Estas historietas se fijaban extraordinariamente en nuestras tiernas<br />

mentes infantiles. Llenos <strong>de</strong> asombro exclamábamos: <br />

Más tar<strong>de</strong>, en cierta ocasión en que el maestro <strong>de</strong>l pueblo nos preguntó durante la<br />

lección <strong>de</strong> Historia quién era Lutero, nadie supo respon<strong>de</strong>rle. De improviso la<br />

contestación surgió en mi mente: , grité <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi<br />

banco. Nuestra escuela era estatal y el maestro protestó. Me dijo que yo no tenía<br />

<strong>de</strong>recho a exponer semejante opinión ni siquiera en el supuesto <strong>de</strong> que todos los<br />

alumnos <strong>de</strong> la c<strong>las</strong>e fuesen católicos. Yo no comprendía ni una sola palabra <strong>de</strong> lo que<br />

me explicaba el maestro; me había limitado a <strong>de</strong>cir lo que había oído al párroco.<br />

Algún tiempo <strong>de</strong>spués supe que a este maestro se le conocía como católico liberal.<br />

Cuando tenía once años comencé a <strong>de</strong>cir a todos que quería ser sacerdote. Esta<br />

confesión mía causó cierto impacto en el pueblo. Y ocurrió algo parecido a lo que<br />

ocurre en un corral <strong>de</strong> gallinas: cuando una gallina cloquea <strong>las</strong> <strong>de</strong>más la imitan como<br />

si también estuviesen cluecas; pero pronto enmu<strong>de</strong>cen. Mi hermano mayor afirmó<br />

que también él quería ser sacerdote; pero aquella vocación le duró muy poco.<br />

Yo perseveré El muchacho que persiste en el i<strong>de</strong>al sacerdotal suscita muchas<br />

tensiones en la familia. Enseguida surgen <strong>las</strong> dificulta<strong>de</strong>s económicas. En mi caso,<br />

mis padres podían sufragar mis estudios a costa <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s esfuerzos. Por otra<br />

parte, la vocación sacerdotal <strong>de</strong> un hijo halaga mucho a los padres. ¡Qué gloria la <strong>de</strong><br />

tener hijo sacerdote! Por no parecer vanidosos se resisten a los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l hijo hasta<br />

que éste insiste una y otra vez. Por otra lado se produce un gran escándalo cuando el<br />

alumno que ha empezado los estudios sacerdotales renuncia a ellos y vuelve al<br />

pueblo. El escándalo se acentúa si el ex-seminarista llegó a vestir la sotana. Y, en fin,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito se repite frecuentemente que los padres que obstaculizan la vocación<br />

sacerdotal <strong>de</strong> un hijo asumen una terrible responsabilidad. <strong>Se</strong> citan al caso historias<br />

<strong>de</strong> padres que fueron severamente castigados en sus propios hijos.<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 13 Herman J. Hegger

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